En una profunda entrevista, Iván, un exsoldado ucraniano gravemente herido en la guerra, comparte su viaje de recuperación y descubrimiento en el Camino de Santiago. A sus 51 años, Iván no solo ha sobrevivido a los horrores de la guerra en su natal Ucrania sino que también ha encontrado una forma inusitada de sanación lejos de los campos de batalla: recorriendo a pie el legendario camino de peregrinación en España.

La guerra para Iván comenzó mucho antes que para muchos otros; él ya estaba luchando por Ucrania desde 2014, cuando el conflicto con Rusia se intensificó. A raíz de esto, Iván prometió no afeitarse la barba hasta que se alcanzara la victoria, gesto que se ha convertido en símbolo del largo trayecto de lucha del país.

Sus primeros pasos hacia el combate se dieron cuando, movido por un profundo sentido del deber, se unió a un batallón de combate voluntario para enfrentarse a las fuerzas rusas. Iván ha vivido en primera línea la crudeza de una guerra que ha dejado marcas imborrables no solo en su cuerpo, sino también en su alma. La invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022 solo sirvió para reforzar su compromiso con la defensa de su patria, a pesar del alto precio personal que esto implicaba.

La transformación de Iván no llegó, sin embargo, solo a través del combate. Durante un paréntesis en 2015, inspirado por las palabras de un sacerdote, decidió emprender el Camino de Santiago, una experiencia que repetiría en más de una ocasión. Más que una mera travesía, el Camino se convirtió para él en una ruta hacia la recuperación, un proceso de sanación física y espiritual que le ha permitido enfrentarse a sus traumas y abrirse camino hacia la paz interior.

A pesar de las cicatrices visibles e invisibles que la guerra le ha dejado, incluidas las severas heridas que casi le cuestan la vida en 2022, Iván encontró en el Camino de Santiago y en las personas que conoció a lo largo de este, una fuente de fuerza y esperanza. La camaradería, la solidaridad y la espiritualidad que experimentó a lo largo de esta peregrinación lo han ayudado a ver el mundo y a sí mismo de una manera diferente.

Actualmente, Iván utiliza su historia y su voz para defender la causa ucraniana, consciente de que, aunque físicamente pueda estar limitado, su capacidad para influir y sensibilizar sobre la situación de su país permanece intacta. A través de su relato, se refleja no solo la resiliencia de un hombre sino también la de todo un país que, pese a la adversidad y el sufrimiento, sigue luchando por su soberanía y su identidad.

Iván ahora vive día a día con la esperanza de un futuro mejor, lleno de paz y libertad para Ucrania. Y aunque la ruta del Camino de Santiago se ha convertido en un símbolo personal de su lucha y recuperación, su viaje, tanto literal como figurativo, está lejos de haber terminado.

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