Las manifestaciones de nuestro presidente estos días respecto a las residencias de mayores denotan un conocimiento parcial y superficial de la realidad de estos centros y de quienes viven en ellos. Y las de la oposición no aportan luz ninguna, sino oportunismo e hipocresía.
Claro que hay personas validas en las residencias; señor presidente. Personas que pueden bailar y cantar, personas que no están muy malitas y que en condiciones normales supera una gripe.
La gran mayoría de las personas mayores deciden dejar sus casas y trasladarse a vivir (¡vivir!) en residencias, bien porque no quieren estar solas, bien porque necesitan una serie de cuidados o de instalaciones que en su domicilio habitual no tienen. Un cambio en su trayectoria vital es cierto que complicado, pero con el que ellas y sus seres queridos busca mantener o mejorar su calidad de vida cuando llegan determinadas circunstancias personales y/o familiares que les impiden contar con la protección y la atención que necesitan; relacionarse con otras personas; disfrutar de cada día.
Todos sabemos que ni vivimos ahora en condiciones normales ni el covid-19 es una gripe cualquiera, así que la realidad de las residencias hoy está por desgracia muy alterada, trágicamente en muchas de ellas. Y por eso hoy, más que nunca, es cuando quienes deben o aspiran a tomar decisiones determinantes para el futuro del sector, deben conocerlo.
Por ello, la FSS-CCOO invita a nuestro presidente a conocer de primera mano la situación de las personas mayores en las residencias de la comunidad que gobierna. Resultan cuando menos indignantes, dolorosas, las desatinadas palabras utilizadas el pasado viernes por Emiliano García-Page para describirlas; y nos resulta muy preocupante que puedan responder a la idea de las residencias y de sus usuarios que tenga el presidente.
No quisiéramos que sus planes de futuro para el sector se basen en ese desconocimiento y en esa desconsideración. Ni los suyos, ni los de nadie que aspire a gobernarnos.
Por eso hacemos extensiva nuestra invitación a la actual oposición; en especial a los señores del PP que hoy pretenden dar lecciones y sacar rentabilidad política de una situación en la que su partido, y algunos/as de ellos/as en persona, tienen implicación y responsabilidad directas.
Les recordamos los recortes que perpetraron en el sector, reduciendo drásticamente la atención sanitaria directa y propia (además de la garantizada por el servicio público de salud), de medicina y enfermería; así como del personal de servicios generales (limpieza, lavandería, mantenimiento, recepción…). En concreto, en las miniresidencias (menos de 45 residentes) dejó de ser necesaria la asistencia médica y la atención de enfermería se redujo a la mitad de horas. Y así en todas las residencias, de forma escalonada dependiendo del número de residentes.
Como después de cinco años de gobierno el PSOE apenas ha sido capaz de mejorar en nada las condiciones de estos centros, ahora tenemos en nuestras residencias personas mayores sanas muy asustadas e indignadas; y personas mayores enfermas sin la atención y la protección adecuada.
Y tenemos muchas familias de residentes fallecidos llorando por la pérdida de sus seres queridos. Y todas las demás angustiadas, desesperadas, impotentes. Necesitan respeto y consuelo, empatía y cariño, explicaciones y soluciones. Ni desaliento ni alarmas; ni abandono ni hipocresía. Lo que ven y escuchan es bastante poco tranquilizador.
Señor presidente, señores que aspiren a serlo: tenemos que aprender de esta terrible experiencia. La calidad de una democracia se mide directamente por la calidad de los servicios esenciales que se presta a los colectivos que más lo necesitan; y en esta comunidad autónoma el cuidado de nuestros mayores reclama la atención prioritaria y los recursos públicos precisos para alcanzar la dignidad que merecen, y que hoy no se le está ofreciendo.
Hasta ahora, los sucesivos gobiernos de uno y otro signo han compartido un mismo modelo de atención a las personas mayores; cuyas necesidades perciben como un costoso engorro para el sector público. Así que han preferido ceder casi por completo su gestión al sector privado, para que las aproveche como negocio, y poco menos que desentenderse. Saquemos enseñanzas y conclusiones.