CCOO ha puesto en evidencia una situación de conflicto en el centro de distribución de la empresa de moda C&A en Fontanar, Guadalajara, acusando a la dirección de llevar a cabo despidos sin justificación como represalia frente a las demandas laborales de los trabajadores. La central sindical alega que dichos despidos se produjeron como respuesta a la unificación de la plantilla en el reclamo de mejoras salariales y condiciones de trabajo, las cuales no han sido atendidas por la gerencia durante más de tres años.
De acuerdo con el sindicato, la asamblea de trabajadores realizada a mediados del mes fue masivamente respaldada por los 145 miembros de la plantilla, quienes incrementaron las quejas por supuesto maltrato laboral cotidiano. Posteriormente, en lo que el sindicato califica como un claro acto de represalia, la dirección procedió al despido «disciplinario» de tres empleados, alegando falta de pruebas suficientes para justificar dicha acción.
El presidente del comité de empresa, José Manuel Rey, ha condenado la actitud de la gerencia de C&A, indicando que la misma ha rechazado sistemáticamente las mejoras propuestas. Según Rey, existe una intención firme por parte de los trabajadores de adjudicar movilizaciones si la empresa no atiende las demandas y restituye a los despedidos. Hay prevista una reunión para solicitar la reinserción laboral de los afectados y la apertura de un canal de diálogo para la negociación.
C&A, con un largo historial en Fontanar de más de 15 años, ha sido objeto de críticas por remunerar a su personal siguiendo el convenio de Grandes Almacenes, cuando las actividades que allí se realizan corresponden a las de un centro logístico, lo que supone una significativa diferencia salarial desfavorable. Además, un 40% de sus trabajadores operan bajo contratos a tiempo parcial, generando descontento entre quienes aspiran a incrementar sus horas de empleo.
Rey ha señalado que las sucesivas solicitudes de redistribuir las horas de trabajo de los empleados que abandonaron la empresa voluntariamente han sido desatendidas por la gerencia. Además, critica la inflexibilidad de la dirección en cuanto a la posible mejora salarial y del resto de las condiciones laborales, alegando respuestas poco colaborativas por parte de la gerencia.
Según las declaraciones del presidente del Comité de Empresa, el descontento de los trabajadores no solamente radica en las cuestiones de índole económica, sino también en lo que califica como un »maltrato cotidiano» por parte de ciertos supervisores. Estas condiciones han provocado el hartazgo de la plantilla, que ya está contemplando emprender movilizaciones si la compañía no rectifica su comportamiento. La respuesta institucional ante la petición de apertura a la negociación y los despidos marcará el camino a seguir en este creciente conflicto laboral.