Un estudio reciente elaborado por CCOO de Castilla-La Mancha ha puesto de manifiesto cómo un mismo riesgo laboral puede impactar de forma diferente en la salud de mujeres y hombres. Las diferencias biológicas, la organización social del trabajo, los roles de género y la segregación ocupacional son factores que influyen en esta desigualdad. A menudo, las condiciones de trabajo y de prevención se diseñan teniendo en cuenta parámetros masculinos, lo que puede resultar en daños más severos en la salud de las trabajadoras.
El informe, titulado ‘La siniestralidad laboral en Castilla-La Mancha desde una perspectiva de género. Riesgos, desigualdades y retos en la prevención’, fue presentado el lunes en Toledo durante una jornada que reunió a delegados y delegadas sindicales. En esta presentación, intervinieron Rosario Martínez, secretaria de Mujeres y Políticas LGTBI de CCOO CLM, Valle Cervantes, técnica de la Secretaría de Mujeres de CCOO CLM, y Lourdes Luna, directora del Instituto de la Mujer.
El principal objetivo de esta guía es identificar las desigualdades en materia de salud laboral entre hombres y mujeres, visibilizar los riesgos específicos que enfrenta cada grupo y formular propuestas en materia de prevención que aborden estas diferencias. Según Martínez, este documento busca ser una herramienta útil para los sindicalistas y contribuir a la reducción de las brechas de género en el ámbito de la salud laboral. Para ello, es crucial un análisis de los datos desde una perspectiva de género, que permita reconocer cómo afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres.
Los datos sobre accidentes laborales en 2022 en Castilla-La Mancha revelan que se registraron 25.518 accidentes laborales durante la jornada, de los cuales 18.862 afectaron a hombres y 6.656 a mujeres. Sin embargo, al observar los sectores específicos, se evidencia que las mujeres sufren un mayor número de accidentes en campos como la asistencia en residencias, donde 9 de cada 10 accidentes afectan a mujeres, así como en sanidad y educación, donde 7 de cada 10 incidentes son también para mujeres. En los servicios de comidas y bebidas, el 54% de los accidentes laborales corresponden a trabajadoras. Curiosamente, en la industria química, un sector dominado por hombres, las mujeres son las que presentan un mayor índice de incidencia.
El estudio también destaca la importancia de incorporar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales. Valle Cervantes ha enfatizado que es obligatorio que las empresas realicen evaluaciones de riesgos específicas por género, aunque lamenta que no todas lo hagan. Las que sí lo hacen suelen tener representación sindical, lo que mejora el cumplimiento de estas evaluaciones.
Al analizar las enfermedades profesionales, el estudio revela que, en 2024, se reconocieron 213 enfermedades profesionales con baja en trabajadores y 152 en trabajadoras, observándose una disminución en el reconocimiento entre los hombres y un incremento entre las mujeres. Además, se han reportado más enfermedades profesionales sin baja, especialmente entre las trabajadoras.
CCOO concluye que la prevención de riesgos laborales debe ir de la mano de un análisis que contemple la perspectiva de género, pues solo así podrán diseñarse políticas efectivas que protejan a todos los trabajadores en sus entornos laborales.