La obesidad es un problema que atañe a todo el mundo. Una mala alimentación y una vida sedentaria son los principales factores que influyen en este problema. Una reciente reunión científica sobre la obesidad en Toledo ha destacado como este problema aumentará descontroládamente en los próximos años. En España, más del 60% de la población tiene exceso de peso: 40% sobrepeso y un 22% obesidad. En Castilla La Mancha, los datos son peores, ya que el 24% sufre obesidad. La tasa de obesidad se ha duplicado en España en las últimas dos décadas y se ha estimado que en 2030 el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres tendrán exceso de peso.
Niños y jóvenes también afectados
Por desgracia, los niños y los jóvenes no están ajenos a este problema. Sin ir más lejos, una cuarta parte de los niños tiene exceso de peso en nuestro país. En nuestra región esta cifra se sitúa en el 30%. Estos datos muestran como la tasa de obesidad infantil en España es de las más altas del mundo.
La obesidad es un problema importante por sí mismo, pero lo es aún más si tenemos en cuenta sus nocivas consecuencias. Las personas obesas padecen diabetes con mayor frecuencia, con las implicaciones que esto conlleva: incremento de los infartos de miocardio, ictus e insuficiencia renal, entre otras patologías relevantes. También aumento de hipertensión arterial, problemas en las articulaciones, además de otras patologías relevantes como el cáncer. Se ha estimado recientemente en 2000 millones de euros el sobrecoste que la obesidad supone para el Sistema Nacional de Salud en España.
Causas de la obesidad
Las causas de la obesidad son muy variadas, y van desde la genética a los hábitos de vida inadecuados. No obstante, predominan claramente una dieta inadecuada y una actividad física insuficiente, promovidas por estilos de vida modernos. Comer un exceso de calorías para nuestras necesidades, ingerir alimentos que aumenten la tendencia a engordar, como hidratos de carbono fáciles de asimilar por el organismo —azúcar, harinas refinadas, bebidas azucaradas—, comidas rápidas de escasa calidad, etc., y el sedentarismo son las causas principales.
Aunque no es fácil, sí pueden perderse kilos y mantener un peso adecuado. Las pérdidas rápidas de peso no suelen ser eficaces a largo plazo, y no debe confiarse en alimentos “milagro” o “culpables”, sino adoptar un patrón de alimentación saludable, como la dieta mediterránea, con un consumo adecuado de calorías, y mantenerlo a lo largo del tiempo. Además, es esencial realizar una actividad física adecuada. La educación sobre estos principios es la mejor estrategia para prevenir la obesidad infantil. La implicación de las autoridades promoviendo estas estrategias, la correcta información por parte del personal sanitario, el compromiso de las personas con sobrepeso y la constancia en estas sencillas pautas son las claves del éxito. Los beneficios merecen el esfuerzo.