En una significativa mejora respecto al promedio nacional, Castilla-La Mancha ha registrado un tiempo de valoración media de dependencia de 192 días, destacando aún más la provincia de Guadalajara, donde este 2024 se ha logrado reducir la cifra hasta los 190 días. Estos resultados se contraponen marcadamente con la media de 329 días a nivel nacional.
Este viernes, la consejera de Bienestar Social, Bárbara García, compartió estos datos en Guadalajara, coincidiendo con su visita a la mesa informativa de la asociación Adelante CLM, montada en la Plaza del Jardinillo en el Día Mundial de la Lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Esta enfermedad, con alrededor de 4000 casos confirmados en toda España, afecta aproximadamente a 200 personas en Castilla-La Mancha, y se estima que entre 16 y 20 personas la padecen en Guadalajara incluyendo la capital y la provincia.
La consejera García, tras su paso por la mesa informativa y en compañía de una persona afectada por la ELA, resaltó la necesidad de sensibilizar sobre esta patología neurodegenerativa, la tercera más frecuente luego del Alzheimer y el Parkinson. Subrayó la importancia de una valoración de dependencia oportuna dada la rápida progresión de la enfermedad una vez se manifiesta, y el rápido declive en la autonomía que producen sus síntomas.
García enfatizó el enfoque del Gobierno regional en brindar un trato prioritario a pacientes con ELA en los procesos de valoración de dependencia, algo que considera “imprescindible” para garantizar un servicio eficaz a los solicitantes. Castilla-La Mancha se posiciona como la cuarta comunidad autónoma en resultados positivos en este ámbito según la consejera.
«Queremos seguir trabajando para poder agilizar todos los trámites y para que las personas que hacen esas peticiones de valoración de dependencia tengan la resolución antes posible», puntualizó García.
Arturo Bandrés, quien fue diagnosticado de ELA hace ocho años, se enfrenta a la realidad de vivir con esta dura enfermedad, que lo mantiene en silla de ruedas. Con un apoyo familiar vital, revela que, a pesar de las estadísticas que marcan una esperanza de vida promedio de cinco años, él ya lleva tres «de propina». Su día a día se centra en actividades como pasear, asistir ocasionalmente a fisioterapia y compartir con amigos, significativas gracias al indispensable acompañamiento de sus seres queridos.