En la reciente convocatoria del Consejo Nacional del Agua en Madrid, la consejera de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Castilla-La Mancha, Mercedes Gómez, ha tomado la oportunidad para instar al Ministerio para la Transición Ecológica a cumplir con los compromisos establecidos relativos a las normas de explotación del Tajo-Segura. Mercedes Gómez ha destacado la importancia de la reutilización del agua y la necesidad de gestionarla adecuadamente, un asunto que se encuentra en la agenda del día.
Además, la consejera ha expresado el deseo de que se introduzcan mejoras en las tramitaciones normativas y en la gestión de autorizaciones de uso del agua, sugiriendo que la digitalización de procesos y la colaboración con empresas podrían contribuir significativamente a la agilización de estos.
Fuera del programa oficial de la sesión, Castilla-La Mancha va a plantear la modificación de las reglas que rigen el trasvase Tajo-Segura. Gómez ha indicado la necesidad de adaptar estas normas a los caudales ecológicos ya establecidos para la cuenca del río Tajo, preservando así su régimen natural y la biodiversidad que alberga.
Subrayando la importancia de la disponibilidad de agua para el futuro socioeconómico de Castilla-La Mancha, Gómez ha advertido que los trasvases podrían comprometer dichas necesidades. Ha instado a la región del Levante a considerar fuentes alternativas de suministro, como el agua desalada.
La consejera también ha expresado su descontento con las comunidades del Levante por lo que considera una postura de propiedad sobre un recurso que se encuentra a gran distancia de ellas y sin haber explorado completamente las alternativas disponibles.
Por último, la consejera ha defendido la posición de Castilla-La Mancha, señalando que su región ha cumplido con los informes técnicos necesarios y ha cuestionado si las demás regiones y el Ministerio, liderado por Teresa Ribera, han hecho lo mismo, en particular al no haber modificado las reglas del trasvase en el plazo acordado. Su llamado principal es que se imponga cordura en la discusión y no se llegue a una «guerra del agua».