2020 fue un año marcado por la crisis global causada por el coronavirus, cuyas consecuencias a nivel sanitario, social y económico todavía están muy presentes. Sin embargo, la gestión del aceite industrial usado no se detuvo. Declarada actividad esencial, el sistema encargado de la recuperación de este residuo peligroso en España, SIGAUS, llevó adelante 9.350 operaciones de recogida de aceite usado en 505 municipios castellanomanchegos, en los que se atendió a 4.571 establecimientos, más de la mitad talleres mecánicos. Dicha gestión evitó la emisión de 3.894t de CO2 y ahorra la utilización de 1,5 millones de barriles de petróleo, siguiendo así con la hoja de ruta delineada para alcanzar una economía más circular, en la que los residuos se convierten en recursos.
Los aceites usados que proceden de los vehículos o la maquinaria son un residuo peligroso y con un elevado potencial de impacto ambiental. En 2020 SIGAUS garantizó el cumplimiento legal y la protección de nuestro entorno con la recuperación de 6.626 toneladas brutas de aceites usados en Castilla-La Mancha. Esta cantidad incluye un volumen de aceite usado neto finalmente tratado, 6.071 toneladas, y ciertas cantidades de impropios, como agua o sedimentos, que suponen el 8% del total, y que deben separarse durante el tratamiento del aceite.
El 52% de los establecimientos en los que se realizó el servicio de recogida fueron los talleres mecánicos (2.358 talleres), siendo también la actividad que más aceite usado generó en la comunidad, 3.191 toneladas generadas, cerca de la mitad del volumen total recuperado en esta comunidad (48%). En 2020 SIGAUS recogió en todo tipo de talleres: marquistas, multimarca, independientes, multiservicios, especializados, autocentros, mecánica rápida, vehículos industriales o lavado y engrase.
Un alto número de recogidas tuvo lugar en una amplia variedad de actividades, como son la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería, el transporte o la construcción, así como las relacionadas con la Administración pública, las fuerzas armadas, presas, parques eólicos, empresas de alquiler de vehículos o autoescuelas, entre otras que sumaron 2.213 establecimientos.
Eduardo de Lecea, el director general de SIGAUS, hizo un balance del año asegurando que “2020 ha sido nuestro año más responsable. Cuando todo paró, nuestra actividad fue declarada esencial, y decidimos reforzar nuestro sistema para seguir ayudando al tejido económico mediante la recogida del aceite usado en toda España. Nuestra misión fue aseguraren todo momento la operativa de otras actividades esenciales, y garantizar que el aceite usado no fuera un problema añadido, sino uno resuelto. En definitiva, que la gestión del aceite usado no parase para miles y miles de empresas que nos necesitaban”.
Recogida en zonas de especial vulnerabilidad ambiental
El aceite industrial usado es uno de los residuos peligrosos que se generan en mayor cantidad. Tienen una alta toxicidad y escasa biodegradabilidad, y pueden tener importantes efectos sobre la salud y el medio ambiente. Su vertido produce problemas graves de contaminación y su combustión sin controles conlleva la emisión a la atmósfera de gases tóxicos (con cloro, plomo…). Es, además, especialmente dañino en el medio acuático: tan solo un litro de aceite industrial usado puede llegar a contaminar hasta un millón de litros de agua.
Dicha peligrosidad, unida a una precaria situación económica vivida por la industria gestora del residuo, llevó a SIGAUS a tomar la decisión de incrementar la financiación de recogida “Entendimos que una situación excepcional requería medidas excepcionales. En el peor momento, multiplicamos por 6 la financiación de la recogida para ayudar a las empresas gestoras y asegurar que seguían recogiendo el aceite usado en cada rincón de España, por muy lejos que estuviera”—señala Eduardo de Lecea.
Desde un punto de vista ambiental, la recuperación del residuo peligroso tiene un valor añadido importante en las zonas alejadas, principalmente rurales, donde se encuentran la mayoría de espacios naturales protegidos y recursos hídricos, y donde habitan una parte importante de la flora y fauna protegidas. El 88% de los municipios castellanomanchegos donde se recuperó aceite usado son de tipo rural. En estas zonas la población, y la generación del aceite usado, presenta altos índices de fragmentación y dispersión. Aun así, allí se atendieron más de 2.500 establecimientos y se recuperaron2.975toneladas de residuo.
Dentro del medio rural de Castilla-La Mancha, en zonas especialmente vulnerables a la contaminación, como pueden ser las inmediaciones de espacios protegidos y recursos hídricos, se recuperaron 694 toneladas de aceites usados de 522 establecimientos.
En concreto, SIGAUS reunió 641 toneladas en el entorno de 21 espacios protegidos en Castilla-La Mancha, incluyendo Parques y Reservas Naturales, Reservas de la Biosfera, Zonas Ramsar y otras áreas de protección especial. Un ejemplo es la recogida de 423 toneladas de aceites usados en la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda o 2 toneladas en el Parque Natural del Alto Tajo.
Por su parte, en el entorno de recursos hídricos (ríos, lagos, embalses y zonas sensibles a la eutrofización)se evitó el potencial contaminante de 63toneladas de aceites usados (siendo en algunos casos puntos de generación coincidentes con espacios protegidos).
La actividad de recogida también fue intensa en zonas de montaña o con población escasa (municipios de menos de 1.000 habitantes) de Castilla-La Mancha, con la prestación del servicio de recogida en 428y461establecimientos productores respectivamente.
Economía circular del aceite usado: de residuo a recurso
Una vez recogido, el aceite usado es analizado en centros de transferencia donde se determina su destino final para ser tratado a través de los diferentes procesos existentes. Castilla-La Mancha cuenta con 10instalaciones de gestión de aceites usados, incluyendo 1planta de gestión final de tratamiento previo a su valorización energética.
Estamos ante un residuo que, siendo bien gestionado, tiene valor en su totalidad. Contiene recursos importantes en material y en energía, permitiendo su uso como materia prima en la fabricación de nuevos productos, ya sea como base lubricante –el tratamiento prioritario y denominado regeneración- o como combustible de uso industrial.
Un 78% del aceite usado neto recogido en 2020 en Castilla-La Mancha fue tratado mediante regeneración, 4.761 toneladas. Un tratamiento que extrae del residuo una base lubricante válida para la fabricación de nuevos aceites, evitando tener que recurrir al refino del petróleo. El volumen de residuo destinado a este tratamiento permitió devolver al mercado 2.980 toneladas de lubricantes, y el ahorro de 1,4millones de barriles de petróleo. Y, en términos medioambientales, este proceso hizo posible evitar la emisión de 3.175 toneladas de CO2a la atmósfera.
Los aceites usados que no son regenerados se tratan para fabricar combustible de uso industrial, el que se usa en centrales térmicas para generación eléctrica, cementeras, papeleras, equipos marinos, etc., evitando con ello la utilización de otros combustibles tradicionales como el fuel óleo. A este tratamiento se destinaron el pasado año 1.311 toneladas, evitando con ello la emisión a la atmósfera de 718 toneladas de CO2y la utilización de 135.112 barriles de petróleo.
2020 ha reafirmado la importancia de contar con un servicio que asegure la gestión del aceite industrial usado en nuestro país, como afirma Eduardo de Lecea: “Hemos solucionado eficazmente el problema de este residuo peligroso en todos los rincones de la economía, y del territorio, aportando nuestra contribución para que muchas de las empresas de nuestro país siguieran adelante. Más allá de las cifras de gestión conseguidas, éste ha sido nuestro gran logro, y nuestro orgullo, en este año tan complicado”.