La familia Campos continúa demostrando su dominio en Telecinco, consolidándose como una de las grandes apuestas de la cadena. Terelu Campos, quien deslumbró en Supervivientes 2025, mantiene su presencia en la pequeña pantalla al participar cada semana en ¡De viernes!, mientras que su hija Alejandra Rubio y Carmen Borrego se han hecho un hueco en Vamos a ver y, recientemente, en el nuevo programa vespertino Tardear dirigido por Frank Blanco.
Carmen Borrego ha dado un paso hacia adelante al convertirse en la defensora de la audiencia en Tardear, un papel que recuerda a su madre, María Teresa Campos, quien lo desempeñó durante varias temporadas en Sálvame. Con su nueva sección, titulada La defensora de los borregos, Borrego pretende ofrecer una mirada más personal y auténtica a las dificultades que enfrenta un colaborador de televisión. Su debut tuvo lugar el pasado 3 de julio y, en un acto de valentía, eligió a Raquel Bollo como su primera defendida, una elección que revela la complejidad de su relación.
En su introducción, Carmen expresó su frustración ante la imagen idílica que muchos tienen sobre el rol de colaborador: “Lo es hasta cierto punto. Hay etapas en las que sufres mucho”. Estas palabras resuenan con aquellos que están inmersos en el mundo del entretenimiento, donde las críticas y atacas pueden ser constantes. Desde su punto de vista, es crucial que ella y sus colegas sean defendidos, especialmente cuando se entrelazan cuestiones personales y familiares.
La presencia de Raquel Bollo en esta primera entrega fue, sin duda, significativa. Borrego no solo se posicionó como su defensora frente a las críticas externas, sino también ante las acusaciones que ella misma había realizado en el pasado, revelando la tensión que ambas han compartido a lo largo de los años. Hubo momentos en los que sus diferencias se hicieron evidentes, especialmente en lo que respecta a la participación del hijo de Raquel en programas de televisión. Carmen se justificó diciendo: «No lo juzgué como persona, lo juzgué como concursante», dejando entrever que ser madre añade una capa de sensibilidad a esas situaciones.
Carmen, en un acto de empatía, se solidarizó con Raquel como madre, subrayando lo complicado que puede ser lidiar con la realidad de la fama y el juicio público. A pesar de sus diferencias, ambas se abrazaron en un gesto simbólico que fue aplaudido por sus compañeros, marcando un nuevo comienzo en su relación.
Este inicio de una nueva etapa no solo destaca la resiliencia de la familia Campos, sino también la capacidad de reconciliación en un mundo donde las relaciones personales suelen ser puestas a prueba. Con sus corazones abiertos y dispuestas a dejar atrás viejas rencillas, Borrego y Bollo nos recuerdan que, en el fondo, todos son intérpretes de sus propias historias en un escenario que a menudo es más complicado de lo que parece.