En un clímax de tensiones acumuladas durante 104 días de convivencia en la isla, el escenario del debate final de «Supervivientes 2025» se convirtió en un campo de batalla verbal entre Makoke, Carmen Alcayde y Pelayo Díaz, tres de sus concursantes más destacados. La situación escaló hasta el punto de requerir la intervención del presentador Carlos Sobera en un intento por restaurar la calma y el respeto entre los participantes.
La discusión se encendió cuando Pelayo Díaz, conocido por su labor como estilista y colaborador en el programa «Tardear», no dejó de acosar verbalmente a Makoke, acorralándola y rebatiendo sus argumentos sin clemencia. El conflicto verbal entre ellos alcanzó su punto álgido cuando Díaz lanzó críticas a Carmen Alcayde, sugiriendo que ésta evadía hablar de sí misma desviando siempre la atención hacia los demás.
Carmen Alcayde, por su parte, conocida por su carrera televisiva y especialmente por su papel como presentadora en «Aquí hay tomate», no tardó en defenderse de las acusaciones, lo que contribuyó a elevar la tensión en el plató. Intentando poner fin al caos, Carlos Sobera intervino, proclamando con firmeza que cada quien es libre de hablar de lo que desee, haciendo valer el principio de libertad de expresión como pilar democrático.
Este enfrentamiento no solo puso de manifiesto las desavenencias personales entre los concursantes sino que también suscitó dudas sobre la actitud y comportamiento de Pelayo hacia Carmen a lo largo del programa. Le reprocharon minimizar su participación en el concurso, tildándola de «novia o representante de Montoya» y acusándola de ser «mentirosa», entre otras ofensas, lo que sin duda avivó aún más los ánimos en un debate que se esperaba tenso.
El episodio reflejó las complicadas dinámicas de relación que se pueden generar en contextos de convivencia extrema como el de «Supervivientes», donde la presión y el aislamiento sacan a relucir lo mejor y lo peor de los seres humanos. El debate final de «Supervivientes 2025», lejos de ser solo un recuento de las experiencias vividas en la isla, se transformó en un intenso drama humano que mantuvo a los espectadores al borde de sus asientos.