Con un recorrido que desafió tanto a principiantes como a corredores experimentados, la carrera logró atraer a una multitud significativa, no solo de participantes sino también de espectadores que se dieron cita para apoyar a sus familiares y amigos, así como la causa subyacente. La organización del evento fue meticulosa, asegurando que todos los aspectos, desde la seguridad hasta la asistencia médica, estuvieran cubiertos para garantizar una experiencia positiva para todos los involucrados.
Más allá de lo deportivo, la Carrera Solidaria de Navidad se consolidó como un emblema de unidad en la comunidad. Se destacó el espíritu de colaboración entre los organizadores, voluntarios, patrocinadores y participantes, reafirmando el poder del deporte como herramienta para generar cambios sociales positivos. Este año, la carrera no solo puso a prueba la velocidad y resistencia de los atletas, sino que también demostró el gran corazón de la comunidad ante la adversidad, marcando un precedente para futuras ediciones.