En una jornada marcada por la despedida y el cambio, las cámaras de TV3 capturaron el momento en que Àngel Llácer asumió de manera excepcional la conducción del programa Collapse este sábado, 31 de mayo, sustituyendo a Ricard Ustrell quien ha decidido no continuar al frente del mismo para la próxima temporada. Ustrell, buscando concentrar sus esfuerzos en "El matí de Catalunya Ràdio", expresó su necesidad de dedicarse a un solo proyecto, dejando así un vacío en el programa que rápidamente fue llenado por Llácer, no sin sorpresas.
El episodio no solo fue notable por el cambio de presentador sino también por la aparición de Carlos Latre, figura prominente y amigo cercano de Llácer, con quien compartió pantalla en el icónico programa Tu cara me suena desde 2011 hasta 2024, antes de su eventual traslado a Telecinco. Ambos, reunidos nuevamente, ofrecieron al público un momento lleno de sinceridad y revelaciones. Latre no dudó en calificar Tu cara me suena como "probablemente el mejor programa de su vida", un espacio donde encontró una gran felicidad pero del que se alejó buscando nuevos desafíos personales y profesionales.
La entrevista se convirtió en un viaje por la trayectoria de Latre, desde sus inicios hasta su más reciente paso por el Babylon Show en Telecinco, un proyecto que a pesar de sus altas expectativas no logró el éxito esperado. Este fracaso llevó a Latre a un período de introspección y profunda reflexión sobre su carrera y entorno, algo que hasta ahora había compartido con pocos.
Latre también expresó su nostalgia por Tu cara me suena, confesando su deseo de retornar pese a saber que su puesto ahora lo ocupa Florentino Fernández. Este último, descrito por Latre como una de "las pocas personas buenas que hay en la televisión", ilustra la notable camaradería y aprecio que existe entre los veteranos del entretenimiento televisivo español.
Este episodio de Collapse no solo marcó el final de una era con la salida de Ustrell sino también el reencuentro de dos gigantes de la industria, Llácer y Latre, quienes entre risas, nostalgia y sinceridad, ofrecieron al público una visión más íntima de la televisión, donde los éxitos y fracasos se entretejen con la evolución personal y profesional de quienes están frente a las cámaras.
