Ciudad Real abre sus brazos a 28 niños ucranianos en un verano de esperanza y solidaridad
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La calidez y solidaridad de Ciudad Real se hizo más palpable que nunca esta semana, cuando el alcalde Francisco Cañizares dio la bienvenida oficial a 28 niños ucranianos que pasarán el verano en nuestra ciudad gracias al programa de acogida temporal organizado por la asociación CREAN (Ciudad Real en Ayuda al Niño). Tras un paréntesis de seis años por los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania, esta iniciativa vuelve a tejer una red de solidaridad que une corazones y ofrece esperanza a quienes más lo necesitan.
En un acto emotivo celebrado en el palacio de la Diputación, las autoridades locales y provinciales expresaron su respaldo y admiración por las familias que han abierto sus hogares y corazones para acoger a estos niños. El alcalde Cañizares no fue indiferente ante las historias que representa esta acción: “Vuestro acto de generosidad y valentía hace que nuestra ciudad sea mejor. Vosotros nos habéis enseñado que, a través de la empatía y la solidaridad, somos capaces de construir puentes que unen corazones, y en ese proceso, Ciudad Real se siente cada vez más hermanada con Ucrania”.
El presidente de CREAN, Ignacio Cabrerizo, y Ramón Serrano, uno de los impulsores del programa y ex presidente de la asociación, destacaron en sus palabras el peso de la situación vivida en Ucrania. “Estos niños están en medio de una guerra que no eligieron y que los arrebató mucho. Nosotros, con esta iniciativa, buscamos ofrecerles un momento de paz y una señal de apoyo en medio de tanta incertidumbre”, expresó Cabrerizo.
Las familias ciudadrealeñas, distribuidas en 17 municipios distintos de la provincia, serán durante los próximos meses su refugio y espejo de una esperanza reavivada. La intención no solo es brindarles un respiro físico, sino también emocional, mostrando que la humanidad puede prevalecer frente a las tragedias.
Este programa, que en sus treinta años de historia ha sido un símbolo del compromiso social de Ciudad Real, cierra esta edición con una nota de optimismo. La imagen de los niños disfrutando de un verano junto a nuevas familias no solo representa un acto de ayuda, sino que también reafirma la idea de que, en medio de la adversidad, la solidaridad puede florecer y dejar una huella imborrable en la comunidad.
La presencia de las autoridades, con la imagen de los niños en el centro, refleja que la verdadera fuerza de esta iniciativa reside en la capacidad de la sociedad para unir fuerzas y ofrecer una mano amiga a quienes más lo necesitan. Porque, como bien dijo el alcalde, “los niños ucranianos no solo pasan el verano entre nosotros, sino que también nos enseñan a ser más humanos, más valientes y más solidarios”.
Este verano, Ciudad Real vuelve a demostrar que en la diversidad y en la ayuda mutua se encuentra la verdadera esencia de una comunidad fuerte y comprometida.