Caballero crítica la amnistía a quienes no muestran arrepentimiento y prometen reincidir

Caballero dice que la amnistía le "chirría" porque amnistiados no han pedido perdón y han dicho que volverían a hacerlo

En una reciente intervención en el III Foro Económico Español de Castilla-La Mancha denominado ‘Futuro, innovación y sostenibilidad’, el vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, ha expresado su preocupación respecto a la amnistía, señalando su inconformidad con la idea de amnistiar a personas que no han pedido perdón y que incluso aseguran que volverán a cometer las mismas acciones.

Caballero ha ilustrado su punto de vista con un ejemplo familiar, mencionando que, en su tierra, si un hijo comete una «zalagarda» se espera al menos una disculpa y la promesa de no repetir la conducta. Sin embargo, ha reconocido la complejidad de la situación política nacional, admitiendo que a veces el Gobierno de España tiene que hacer «de la necesidad virtud». Según su percepción, no existe una posibilidad de gobernabilidad sin el apoyo de los independentistas, quienes se necesitan para formar una mayoría progresista.

A pesar de su crítica sobre la amnistía, Caballero parece entender que en la política a veces hay que cerrar pactos poco satisfactorios. No obstante, el tema ha tocado puntos sensibles en la actualidad política de España, donde los acuerdos y las alianzas suelen ser parte del quehacer diario.

El vicepresidente segundo también abordó el conocido ‘caso Koldo’, mostrando su descontento y vergüenza ante lo que describió como la actuación de «sinvergüenzas» que se han beneficiado de los españoles en momentos críticos. Haciendo referencia al papel del exministro socialista José Luis Ábalos, Caballero opina que Ábalos debería haber presentado su renuncia y retirarse desde el inicio del escándalo, aunque no haya sido formalmente acusado o señalado por el sistema judicial.

Caballero cerró sus declaraciones indicando que, si tras esclarecer los hechos la única responsabilidad que recae sobre Ábalos es la de haber confiado en alguien que resultó ser un «sinvergüenza», podría contemplarse una rehabilitación de su figura pública. Estas declaraciones reflejan la tensión presente en la política española y los retos éticos que enfrentan sus líderes.

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