En un acontecimiento histórico que marca una era de mayor integración y movilidad en Europa, Bulgaria y Rumanía han sido oficialmente aceptados para unirse a la zona Schengen a partir del 1 de enero de 2025. Esta expansión de uno de los pilares fundamentales de la Unión Europea (UE) simboliza tanto el fin de una larga batalla diplomática como el comienzo de una nueva etapa de cooperación y cohesión continental.
Bulgaria y Rumanía, miembros de la OTAN y de la UE desde enero de 2007, recibieron el visto bueno definitivo durante el Consejo de Justicia e Interior de la UE, después de que Austria retirara su oposición. Este paso ha sido recibido con entusiasmo, cerrando definitivamente un capítulo que muchos diplomáticos y oficiales europeos consideraban una incongruencia en el proceso de integración de estos dos países balcánicos en el bloque.
A pesar de ser miembros de la UE, no habían logrado hasta ahora formar parte del espacio Schengen, que permite la libre circulación de personas entre los países que lo integran, sin necesidad de pasaporte para los cruces fronterizos. Con su incorporación, solo quedan dos Estados miembros de la UE fuera de Schengen: Irlanda, que decidió no participar, y Chipre, que aún no se ha incorporado.
La admisión de Bulgaria y Rumanía a Schengen ocurre en un contexto delicado para la zona. Desde la crisis migratoria de 2015-2016, el ideal de libre circulación ha enfrentado desafíos significativos, incluidos controles fronterizos reintroducidos temporalmente por algunos Estados miembros como medida de emergencia, una práctica que se ha prolongado para abordar diversos retos de seguridad y política migratoria.
Esta expansión de Schengen coincide con esfuerzos continuos para manejar de manera efectiva la migración y la seguridad en las fronteras exteriores de la UE. La inclusión de Bulgaria y Rumanía, anteriormente sujetos a un veto austríaco por preocupaciones migratorias, refleja también un reconocimiento de sus esfuerzos para alinearse con los estándares de seguridad y políticas migratorias requeridos para formar parte de este espacio.
El levantamiento de los controles fronterizos terrestres implica un avance significativo para ambos países. En marzo de este año, ya habían logrado un acuerdo para la eliminación de controles en aeropuertos, pavimentando el camino para este desarrollo. La noticia ha sido bien recibida tanto por las autoridades búlgaras y rumanas como por la Comisión Europea, que ven esta expansión como un fortalecimiento de la Unión en términos de comercio, turismo y la conexión entre ciudadanos y empresas europeas.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, expresó su alegría por este logro, destacando la importancia de contar con una Unión más fuerte y mejor conectada. Este acontecimiento no solo supone un triunfo para Bulgaria y Rumanía sino también para el proyecto europeo, demostrando la capacidad de la UE para superar desafíos y avanzar hacia una mayor integración y solidaridad entre sus miembros.