Bob Pop denuncia prácticas desleales en la competencia por invitados

La reciente polémica entre David Broncano y Pablo Motos, desatada tras las acusaciones del presentador de La revuelta, sigue generando ecos y testimonios. Esta vez, Roberto Enríquez, conocido como Bob Pop, y quien fuera subdirector del programa Late Motiv de Andreu Buenafuente, ha confirmado que estas prácticas no son nuevas. Según relató, el programa liderado por el humorista catalán también sufrió las presiones del presentador de El hormiguero.

“El que tenía el balón en el patio”

En declaraciones ofrecidas este lunes en Hoy por hoy con Àngels Barceló, Bob Pop describió la posición dominante que Pablo Motos tenía en el sector televisivo a la hora de asegurarse a los invitados más importantes. “Cuando trabajaba con Andreu Buenafuente en Late Motiv vivimos muchas veces esas presiones y fuimos víctimas de ellas. Había invitados confirmados que, de repente, esa misma mañana nos decían que no podían asistir a nuestro programa”, relató.

Bob Pop calificó esta situación como parte de una dinámica en la que El hormiguero ejercía un dominio total, en una especie de monopolio informal de los invitados de alto perfil. Según su testimonio, esta práctica afectó repetidamente al espacio de Buenafuente en Movistar Plus+.

El Hormiguero
Pablo Motos en el ojo de la polémica por presiones a invitados

La respuesta de La revuelta, aplaudida por su sinceridad

El escritor y guionista aprovechó para elogiar la respuesta pública de La revuelta tras el incidente con Jorge Martín, el campeón de MotoGP. Según Bob Pop, este tipo de reacciones son esenciales en un espacio como la televisión pública, que “debería ser el lugar más libre y el que rompa las leyes de otras cadenas que se guían únicamente por intereses comerciales”.

El exsubdirector de Late Motiv destacó que la actitud del equipo de Broncano rompió con la “ley del silencio” que habitualmente rige estas situaciones en el mundo de la televisión. “Vimos una cosa muy honesta, que fue la verdad”, subrayó, calificando como necesaria la exposición de estas prácticas para proteger la independencia y transparencia en el sector audiovisual.

La controversia, lejos de apagarse, está sirviendo como punto de partida para un debate más amplio sobre la competitividad en la televisión española y las prácticas éticas a la hora de gestionar los programas y sus invitados.

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