Un equipo internacional de científicos, integrado por españoles como Antonio Alcamí y Begoña Aguado, ha detectado un brote masivo de gripe aviar letal en la Antártida, marcando la primera vez que esta enfermedad afecta al continente. Durante una expedición en el mar de Weddell y la península antártica a bordo del velero Australis, se observó una grave situación en una colonia de págalos antárticos, dando cuenta de la magnitud del brote con un saldo de múltiples aves afectadas.
La detección del subtipo del virus H5N1 2.3.4.4b, considerado el más perjudicial hasta la fecha con millones de aves de granja sacrificadas y muchas otras en estado salvaje muertas, confirma la grave crisis de gripe aviar que enfrenta la humanidad. Esta situación representa un avance preocupante del virus hacia uno de los últimos ecosistemas prístinos del planeta, poniendo en riesgo su única biodiversidad. Los análisis en tiempo real realizados en la expedición demostraron la rápida propagación internacional del virus, con presencia confirmada en la Antártida el 24 de febrero por Alcamí y su colega Ángela Vázquez.
Este evento supone un desafío sin precedentes para la conservación de la Antártida, enfatizando la necesidad de una vigilancia y cooperación internacional potenciadas para combatir enfermedades zoonóticas y proteger estos ecosistemas contra amenazas emergentes. La situación requiere de una respuesta rápida en los protocolos de investigación y conservación para comprender mejor la transmisión del virus en uno de los últimos lugares intactos del planeta.