Un año después de su arriesgada aparición en el programa La revuelta, Najwa Nimri regresó a la pantalla de TVE con aires renovados y una sonrisa en los labios. La actriz, cuyo último trabajo en Respira ha captado la atención de las audiencias de Netflix, no pasó desapercibida en su última visita, un eco nostálgico de su primera participación que levantó polvo en el competitivo mundo de la televisión.
En esa edición pasada, en septiembre de 2024, la tensión era palpable. El show de David Broncano había hecho una entrada triunfal, con cifras de audiencia que amenazaban el reinado de El hormiguero, el programa de Pablo Motos. «Estás a esto de barrerle», destacó Nimri, refiriéndose a la ajustada lucha entre ambos programas, en un tono entre divertido y provocativo. “Yo creo que está temblando”, añadió, dejando entrever que los días de gloria de Motos podían estar contados.
Respondiendo a la invitación del presentador, Najwa no escatimó en sinceridad. Recordó la noche en que, con su característico humor, señaló las artimañas que, según Broncano, pudieran estar en juego para mantener la audiencia de su competencia. «No puede ser que estén dando en directo la berrea», comentó, refiriéndose a un particular momento de la televisión que se tornó legendario, casi surrealista. Una mezcla de crítica y risa, que reflejaba la cruda realidad de la lucha por el control del zapping.
Broncano, por su parte, no se quedó atrás al recordar la primera aparición de Nimri. “Viniste el año pasado, el segundo día, cuando todavía no se sabía qué iba a pasar. La liaste”, le espetó, celebrando la chispa que había añadido a su programa. La actriz, con la mirada firme, enfatizó que aquel primer augurio sobre el futuro de la audiencia había sido más que una mera casualidad: “El fin de una era y el principio de otra”, proclamó, levantando los ánimos del público.
A medida que avanzaba la charla, quedó claro que este juego de rivalidades entre programas es una constante en el entramado televisivo español. La tensión entre La revuelta y El hormiguero parece más un relato de un duelo épico que un simple enfrentamiento por cifras. La llegada de Broncano había traído un aire fresco, aunque también había abierto un debate sobre la autenticidad y las estrategias de los formatos establecidos.
Finalmente, en un ambiente de complicidad, el presentador se despidió de Nimri, agradeciéndole por su vuelta y, sobre todo, por haber lanzado su audaz pronóstico. El aplauso del público resonó como un eco del desafío que se vivió en la pantalla. A pesar de que Broncano logró superarlo entre septiembre y diciembre de ese año, la carrera por la audiencia se asomaba en la lejanía, recordando que en este teatro de la televisión, cada día es una nueva batalla.









