La noche en «La revuelta» prometía ser especial. David Broncano, conocido por su estilo directo y sin filtros, no desaprovechó la oportunidad para abordar uno de los temas más candentes en el mundo de la televisión: la reciente controversia que rodeó a dos de los líderes de la comedia estadounidense, Jimmy Kimmel y Stephen Colbert. Durante su intervención, Brays Efe y Fernando Colomo se encontraban en el plató para hablar sobre su nueva película, «Las delicias del jardín», pero la conversación rápidamente se tornó hacia el incidente que había captado la atención de la audiencia.
Efe, en un gesto de camaradería, le obsequió a Broncano una gorra vinculada a un icónico late show. La confusión entre la gorra de Jimmy Kimmel y la de David Letterman se transformó en un hilarante debate sobre el futuro de la comedia nocturna. «Esa gorra representa un tiempo que parece borrarse», reflexionó Broncano, haciendo eco de un cambio en la cultura televisiva estadounidense marcado por la censura y la política.
La conversación se profundizó al tocar el tema de la suspensión temporal de los programas de Kimmel y Colbert, una decisión que no pasó desapercibida. Según Broncano, los dos comediantes fueron castigados no solo por hablar de Trump, algo que muchos hacen, sino por atreverse a hacer chistes sobre él. “Si el chiste es bueno, tienes más peligro de que te echen, pero si es malo, se olvida”, comentó, dejando entrever la delgada línea que los comediantes deben recorrer.
Colomo, con su humor característico, respaldó la reflexión de Broncano, enfatizando cómo la situación actual plantea un crucial debate sobre la libertad de expresión en la televisión. En ese momento, Grison, el colaborador del programa, se sumó a la charla con su típico ingenio, soltando un comentario que hizo reír a todos: «Menos mal que no está Feijóo aquí». La risa del público fue testigo del alivio momentáneo que proporciona el humor ante la gravedad de los temas tratados.
La polémica se había gestado semanas atrás, cuando Disney decidió suspender los programas de Kimmel y Colbert, una medida que, según su vocero, buscaba «evitar agravar la tensa situación» en el país. Esta decisión fue recibida con críticas y acusaciones de censura, reavivando un debate sobre hasta dónde puede llegar la sátira política en la televisión.
Después de una serie de reuniones con Kimmel, Disney se vio obligada a rectificar, declarando que, a pesar de lo inoportuno de algunos comentarios, el programa regresaría a la pantalla. Aunque la suspensión duró solo seis días, el impacto de la controversia perdura, dejando a la audiencia preguntándose sobre los límites de la libertad de expresión en la comedia.
Al finalizar la velada, Broncano, en un gesto que reflejó solidaridad y apoyo a sus colegas, envió un «abrazo» tanto a Kimmel como a Colbert, reafirmando la necesidad de que los cómicos puedan continuar realizando su trabajo sin miedo a represalias. La conversación, repleta de risas y reflexiones, destiló la esencia de lo que significa la comedia: un espejo de la realidad en constante cambio.