En un reciente desarrollo médico, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro ha abandonado la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital donde estaba siendo atendido en Brasilia, tras someterse a una delicada operación de intestino. La noticia fue confirmada por la familia del exmandatario a principios de esta semana, proporcionando un respiro tanto a seguidores como a familiares cercanos.
Michelle Bolsonaro, esposa del exlíder brasileño, compartió en redes sociales su alivio y gratitud hacia el equipo médico, declarando: «Mi amor ya está en la habitación». Este comentario subrayó el éxito del procedimiento quirúrgico de 12 horas, destinado a resolver una obstrucción parcial en el intestino de Bolsonaro, un problema que el equipo médico describió como causado por «un pliegue en el intestino delgado que dificultaba el tránsito intestinal».
La operación, que se describió como transcurrida «sin incidentes», marcó un momento esperanzador para Bolsonaro, de 70 años, quien ha enfrentado una serie de desafíos de salud, especialmente problemas digestivos recurrentes desde un atentado en 2018. Durante un acto de campaña ese año, el entonces candidato presidencial fue apuñalado en el abdomen por un individuo que posteriormente fue descrito como enfermo mental. Este incidente crítico no solo impactó la carrera política de Bolsonaro sino que también inició una serie de complicaciones de salud que lo han llevado al quirófano en múltiples ocasiones.
Antes de su reciente hospitalización el viernes, debido a fuertes dolores abdominales mientras participaba en eventos en el estado de Rio Grande do Norte, Bolsonaro había gobernado Brasil entre 2019 y 2022. Fue inicialmente transportado en helicóptero a un hospital regional en Natal, desde donde fue trasladado en avión sanitario a Brasilia para recibir tratamiento especializado. Este último incidente de salud subraya los desafíos médicos continuos que enfrenta el expresidente, cuyo liderazgo y políticas durante su mandato lo colocaron como una figura polarizadora en la política brasileña y global.
El progreso de Bolsonaro hacia la recuperación, tras dejar la UCI, se mantiene bajo observación, con expectativas y esperanzas de una mejora constante. Este episodio subraya no solo las vulnerabilidades humanas que enfrentan las figuras públicas sino también el complejo entramado de la salud física y el servicio público.
