Hace apenas unos días, el mundo del entretenimiento y la televisión vivió momentos de auténtica conmoción cuando Bosco Martínez-Bordiú, concursante de «Supervivientes All Stars», sufrió un accidente que puso en vilo a la audiencia. El incidente ocurrió precisamente el pasado 11 de julio durante una prueba denominada «La noria infernal», en la que el joven resultó gravemente lesionado tras ser expulsado violentamente contra la estructura del juego. La caída no solo obligó a la producción a cortar la transmisión, sino que también dejó a Bosco con severas lesiones que aún hoy sigue arrastrando.
Después de haber sido expulsado del reality show y de vuelta en España, el sobrino de Pocholo ha decidido abrirse con sus seguidores a través de una transmisión en vivo en Instagram, donde ha compartido detalles escalofriantes sobre su experiencia y las secuelas físicas que le ha dejado el accidente. Con evidente preocupación, Bosco reveló que aún tiene fisuras en las costillas y un considerable hematoma que le causan dolor al respirar y al realizar movimientos bruscos, contradiciendo la versión inicial del programa que minimizaba las heridas a simples magulladuras.
En su relato, el joven detalló cómo, debido a la velocidad extrema a la que giraba la noria, propulsada por varios hombres desde el exterior, fue imposible mantenerse sujeto a la estructura. Esta fuerza incontenible lo lanzó contra una barra superior, causando el impacto que ahora lamenta desde su domicilio. Según su testimonio, no fue consciente del cambio en su postura que determinó su caída, ni de cómo este incidente le acarrearía una recuperación dolorosa y lenta.
Sus primeros pensamientos tras el golpe estuvieron marcados por el miedo a una posible parálisis: temía haber perdido la movilidad de sus piernas. Sin embargo, confirmó que, al ser capaz de mover los dedos de los pies, un atisbo de alivio lo tranquilizó momentáneamente en aquel instante crítico. La rápida intervención del equipo médico, que le administró varios medicamentos para soportar el dolor, fue crucial para que pudiera comunicarse con su familia y sus seguidores, conocidos cariñosamente como «Boscolitos», asegurándoles que estaba bien, aunque en realidad se encontraba bajo los efectos de potentes analgésicos.
Actualmente, Bosco enfrenta el desafío de recuperarse completamente, sometiéndose a varios exámenes médicos para evaluar el alcance real de sus heridas. A pesar de las adversidades, el concursante se muestra optimista y agradece el apoyo recibido durante este difícil momento, prometiendo mantener al tanto a sus seguidores sobre su progreso.
Este dramático suceso ha resonado fuertemente entre la audiencia y los medios, generando una ola de reacciones y comentarios sobre las condiciones de seguridad en los programas de telerrealidad y el trato que reciben los participantes tras sufrir accidentes en el set. La historia de Bosco no es solo un testimonio del riesgo inherente a este tipo de competiciones, sino también un recordatorio de la fragilidad humana ante el espectáculo televisivo.