Bonini garantiza al Almería una plusvalía millonaria con su traspaso

Federico Bonini se ha convertido en la pieza clave de la defensa del Almería.

En Almería han aprendido que a veces el mejor fichaje no es aquel que llena camisetas en la tienda oficial, sino el que evita que el balón siga besando las redes propias. Federico Bonini, recién aterrizado desde laSerie B italiana, ha hecho exactamente eso: reducir el festival de goles en contra que había convertido al club andaluz en una verbena defensiva. Tras encajar 13 tantos en apenas seis jornadas, la llegada del central de 24 años fue menos un lujo que un salvavidas. Y vaya que flotó.

El italiano no solo ha traído orden, sino también una calma que roza lo quirúrgico; anticipa, despeja y saca la pelota con la serenidad de quien parece estar resolviendo un crucigrama en lugar de jugar bajo presión. En pocos meses, ese desconocido que costó tres millones se ha transformado en el eje de la zaga rojiblanca. La paradoja es deliciosa: el jugador más joven y recién llegado es ahora el más fiable.

Desempeño y carácter frente a la experiencia

El Almería contaba con defensores de oficio como Monte, Aridane y Chumi, pero fue Bonini quien terminó acaparando focos y titulares. Su contrato hasta 2031 y un valor de mercado ya cercano a los cuatro millones hablan de una proyección que no entiende de jerarquías ni de veteranías. ¿Cómo resistirse a un central que convierte los duelos aéreos en un arte y que se atreve a salir jugando como si el césped fuera una pasarela?

Sin embargo, el joven no se limita al catálogo de virtudes técnicas. Su carácter, siempre visible en los diálogos con árbitros y compañeros, lo coloca como líder tácito de una defensa en plena metamorfosis. Que no porte el brazalete es casi anecdótico: Bonini manda, se hace escuchar y transmite una confianza que resulta contagiosa. Claro, no está exento de errores, como la acción ante el Sporting, pero incluso sus fallos se convierten en recordatorios de que aún tiene espacio para crecer.

Inversión deportiva y económica

El impacto de Bonini no se mide solo en estadísticas defensivas, sino en la ecuación deportiva y económica que tanto obsesiona al fútbol moderno. Con su rendimiento, el central ha elevado la competitividad del equipo y, de paso, ha multiplicado el valor de su ficha. A cada despeje convincente, el club andaluz escucha el eco de posibles ofertas futuras, cada una más jugosa que la anterior.

Bonini encarna el fichaje perfecto para una institución que oscila entre la necesidad de sobrevivir en el presente y la esperanza de lucrar en el futuro. Defiende con solidez, marca goles cuando puede y, al mismo tiempo, se revaloriza como una inversión de bajo riesgo y alta rentabilidad. En un fútbol plagado de promesas efímeras, el italiano es ese raro tesoro que cumple hoy y promete mañana.

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