En la Alcarria de Mondéjar, tres parcelas conocidas como Cantarranas, La Niña y Las Monjas son el hogar de Bodegas La Era, donde la tradición vitivinícola se une a la sostenibilidad. A través de un cultivo cuidadoso y respetuoso con el medio ambiente, esta bodega ha logrado embotellar la esencia de una comarca que destaca por la riqueza de su suelo y el carácter de sus cepas, algunas de casi cien años.
Con un total de cuatro hectáreas de viñedos, Bodegas La Era se enfoca en prácticas agrícolas que evitan pesticidas y fertilizantes químicos, adoptando tratamientos ecológicos solo cuando son necesarios. Así lo explica Ramón Herrero, el enólogo y fundador del proyecto, quien resalta que estas técnicas no solo favorecen la producción, sino que también simplifican la vendimia. Cantarranas alberga las cepas más históricas, todas plantadas a más de 800 metros de altitud, y su cultivo se basa en un enfoque manual y esmerado que prioriza la salud de la viña y la calidad de la fruta sobre el volumen de producción.
Los vinos producidos en Bodegas La Era han encontrado sus principales mercados en Guadalajara y Madrid, con una creciente demanda en el mercado nacional. Herrero indica que el vino blanco, gracias a su menor graduación alcohólica, se ha vuelto especialmente popular entre los jóvenes, destacando el espumoso como uno de los favoritos del público.
La bodega también se distingue por su compromiso con la agricultura regenerativa. Desde hace casi cinco años, han implementado una técnica que evita el arado de la tierra, lo que les permite fomentar el crecimiento de una microbiota saludable en el suelo, mejorando la calidad de las uvas.
En cuanto a la experiencia enológica que ofrece la bodega, los visitantes pueden disfrutar de una inmersión completa en el proceso de producción y vinificación, que incluye recorridos por las viñas, las instalaciones de la bodega y una zona de catas. La viticultora Elena López enfatiza que el ambiente busca hacer sentir a los visitantes como en casa, creando un espacio donde puedan disfrutar y compartir.
Los beneficios de la bodega no se limitan a la producción vinícola; también aportan al desarrollo económico de Mondéjar y fomentan el turismo rural, ya que los visitantes suelen explorar la gastronomía local y el patrimonio cultural de la zona.
La cata de vinos es una parte esencial de la visita y ofrece la oportunidad de degustar cuatro selecciones: dos blancos y dos tintos. Uno de los vinos blancos está prácticamente agotado en el mercado, convirtiendo su degustación en una experiencia exclusiva. En particular, el vino tinto «La Era» es el buque insignia del proyecto, con un cuerpo y color que indican su origen en cepas viejas.
En el ámbito de las viñas, La Niña, situada a pocos metros de Cantarranas, representa una apuesta por la modernidad y la innovación en el cultivo vitivinícola, mientras que Las Monjas, ubicada a seis kilómetros de las otras, se orienta hacia variedades como el Cabernet Sauvignon, buscando diversificar y enriquecer la oferta de la bodega.
Con un enfoque en la sostenibilidad y un respeto por las tradiciones vitivinícolas, Bodegas La Era está construyendo un legado en la Alcarria de Mondéjar que no solo se traduce en vino, sino en una experiencia enriquecedora para todos aquellos que se embarcan en un viaje a través de sus viñedos.