El bitcoin sigue marcando récords históricos tras dispararse cerca del 150 % en lo que va del año, superando recientemente la barrera de los 103.000 dólares. Este rally alcista, acompañado por subidas de mas del 300 % en otras criptomonedas, ha generado importantes plusvalías para los inversores. Sin embargo, estas ganancias no pasan desapercibidas para Hacienda, que ha intensificado el control fiscal sobre los criptoactivos. Con el cierre del ejercicio fiscal a la vuelta de la esquina, los expertos recomiendan una planificación exhaustiva para evitar sanciones y optimizar la carga fiscal.
Obligaciones fiscales: los modelos clave
En los últimos años, la fiscalidad de las criptomonedas ha ganado claridad. Ahora, los inversores deben reportar sus operaciones mediante los modelos informativos 172 y 173, donde los exchanges proporcionan información sobre saldos, transacciones y tipos de criptoactivos. A partir de enero de 2025, el modelo 721 obligará a declarar criptomonedas en el extranjero cuyo valor supere los 50.000 euros al cierre del año. Además, estos activos deben incluirse en el modelo 714 de patrimonio y, para grandes fortunas, en el modelo 718.
Toda ganancia derivada de compraventas, intercambios entre criptomonedas (permutas), staking o airdrops debe reflejarse en la declaración de la renta. Las ganancias patrimoniales se integran en la base imponible del ahorro, tributando entre un 19 % y un 28 %, dependiendo del volumen. A partir de 2025, esta escala se incrementará hasta el 30 % para ganancias superiores a 300.000 euros, lo que plantea una oportunidad para anticipar operaciones antes del cierre del año.
Anticipar ganancias para evitar subidas fiscales
Con la subida del gravamen prevista para el próximo ejercicio, los expertos sugieren valorar la venta de criptoactivos antes del 31 de diciembre de 2024. Esta estrategia permite tributar en la escala actual, evitando el incremento del tipo aplicable en 2025. Sin embargo, para aquellos que busquen diferir el pago de impuestos, la opción de retrasar las operaciones a 2025 también es válida, aunque con la penalización del nuevo tipo fiscal.
Compensación de ganancias y pérdidas
Una de las estrategias más utilizadas para minimizar el impacto fiscal es la compensación de ganancias y pérdidas. Los inversores pueden emplear las pérdidas de ejercicios anteriores, así como las generadas en 2024, para reducir las ganancias obtenidas. Esto es especialmente útil en un mercado donde no todas las criptomonedas han alcanzado máximos históricos.
En caso de pérdidas latentes, los expertos recomiendan vender antes de que finalice el año para poder compensar ganancias actuales o futuras. Estas pérdidas pueden aplicarse al 100 % de las ganancias patrimoniales o al 25 % de los rendimientos del capital mobiliario, como intereses obtenidos por staking.
Cálculo de plusvalías: el criterio FIFO
La normativa exige calcular las plusvalías aplicando el criterio FIFO (First In, First Out), lo que implica que las primeras criptomonedas compradas son las primeras en venderse. Esto puede afectar significativamente la base imponible, especialmente en carteras con un historial prolongado de inversiones.
Documentación y transparencia
Es crucial recopilar y conservar toda la documentación relacionada con las operaciones realizadas durante el año, incluyendo extractos de cuentas, capturas de pantalla de posiciones y transacciones. Esta información no solo facilita el cumplimiento fiscal, sino que también actúa como respaldo en caso de inspecciones o discrepancias con Hacienda.
A las puertas del 2025: fiscalidad más estricta
El endurecimiento de la regulación fiscal sobre criptoactivos y la subida de tipos prevista para el próximo año subrayan la importancia de planificar las operaciones antes del cierre del ejercicio. Además, con la integración de los exchanges en el sistema de reportes fiscales, los inversores deben asumir que Hacienda tiene acceso a la mayoría de sus datos financieros relacionados con criptomonedas.
En un mercado donde las ganancias pueden ser extraordinarias, la correcta gestión fiscal no solo evita sanciones, sino que también maximiza los beneficios netos. Con el bitcoin y otras criptomonedas alcanzando nuevas cotas, es esencial cumplir con las obligaciones tributarias para cerrar el año sin sobresaltos.