En un mensaje profundamente cargado de preocupaciones por el futuro de la democracia en Estados Unidos, el presidente Joe Biden se despidió de la nación con un llamado a la unidad y a la defensa de los valores democráticos. Desde el emblemático Despacho Oval, Biden, en su último discurso como presidente, expresó sus mejores deseos para la próxima administración liderada por Donald Trump, a quien le precedió en el cargo. Sin embargo, no dejó pasar la oportunidad de advertir sobre los riesgos emergentes de una oligarquía que, según él, amenaza el tejido democrático del país.
«Quiero que Estados Unidos triunfe», declaró Biden, subrayando su compromiso de asegurar una transición pacífica y ordenada del poder. A pesar de sus esperanzas para el futuro, alertó acerca de la concentración de poder y riqueza en manos de una elite ultrarrica, un fenómeno que describió como una grave amenaza para la democracia estadounidense. Según Biden, esta oligarquía de extrema riqueza y poder no sólo mina los derechos y libertades fundamentales, sino que también socava las potencialidades de progreso para toda la ciudadanía.
En este crucial discurso, Biden enfatizó la importancia de tratar a todos los estadounidenses con dignidad, justicia e igualdad, recordando que la democracia debe defenderse y proyectarse en todas direcciones. Frente a los retos actuales, hizo un llamado a mantenerse comprometidos con el proceso democrático, a pesar de las frustraciones que puedan surgir debido a la desconfianza y división alimentadas por la acumulación indebida de poder.
Abordando temas de calado económico y ambiental, Biden remarcó logros de su administración como el fortalecimiento de la clase media y la creación de empleo, así como las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis climática. Denunció las tentativas de sectores poderosos de socavar estos avances impulsados por intereses propios.
Un logro destacado de su mandato fue el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, resultado de intensas negociaciones, que perfila un paso hacia la paz en la región. Sin embargo, Biden también expresó su preocupación por el crecimiento de la industria tecnológica y los desafíos que plantea la inteligencia artificial, un área que, a su juicio, presenta tanto promesas como riesgos sin precedentes para la sociedad.
En cuanto al proceso de transición presidencial, se informó que se llevaron a cabo reuniones entre los equipos entrantes y salientes, bajo la dirección de la asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall. Estas sesiones, que abarcaban desde la gestión de crisis hasta la seguridad nacional, reflejan el compromiso de Biden con una entrega de mando ordenada y profesional.
La despedida de Biden se produce en un momento de intenso debate público sobre la dirección del país. Con un llamado a la vigilancia frente a las amenazas a la democracia y la necesidad de preservar los avances alcanzados, su discurso marca no solo el fin de su presidencia, sino también un punto de reflexión sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta Estados Unidos en el horizonte.