El presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido, ha resaltado la importancia de respetar la Constitución Española, dirigiendo sus críticas hacia aquellos que, a pesar de proclamarse defensores de la Carta Magna, no mantienen un compromiso firme con todos los derechos o con la estructura del Estado, tal como se detalla en el título octavo de la misma. Durante un acto conmemorativo del aniversario de la aprobación de la Constitución en 1978, celebrado en la sede del Parlamento regional, Bellido se mostró preocupado por el estado de la democracia actual, indicando que esta se siente amenazada.
Bellido dirigió su discurso a quienes rechazan la democracia, a quienes intentan dividir, así como aquellos que buscan apropiarse de lo que es de todos, promoviendo un enfoque basado en el diálogo y el pluralismo. El presidente subrayó la solidez del texto constitucional de 1978, afirmando que no existe una alternativa viable a este, aunque reconoció que se puede mejorar puntualmente, como ha sucedido recientemente con el artículo 49. Hizo un llamado a «cuidar» la Constitución, destacando su importancia indiscutible.
En el contexto regional, Bellido elogió la creación de Castilla-La Mancha dentro del marco constitucional, calificándola como un «invento maravilloso» que ha contribuido al progreso de la comunidad. Recordó que el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha cumplirá 43 años el 31 de mayo de 2025, y señaló que el objetivo de su creación no fue ser más que nadie, sino asegurarse de no ser menos. Destacó el éxito colectivo logrado por la región en las últimas cuatro décadas.
Asimismo, el presidente de la Cámara legislativa autonómica insistió en la necesidad de reformar el Estatuto, describiendo esta actualización como un «nuevo impulso» imprescindible. Hizo un llamado a la unidad, instando a todos los actores políticos a poner de lado los intereses partidistas y a priorizar el bienestar de Castilla-La Mancha y España. Bellido extendió su solicitud de diálogo a todos los ámbitos, abogando por erradicar el odio y la confrontación del parlamentarismo, elementos que considera perjudiciales para la convivencia democrática.
