Belén Rodríguez lidera ‘¡De viernes!’ en Telecinco, ofreciendo frescas perspectivas y críticas constructivas al equipo de ‘Sálvame’

En la noche de los viernes, Telecinco emite el programa ¡De viernes!, conducido por Bea Archidona y Santi Acosta, que se ha convertido en un escenario para que figuras públicas desgranan sus vivencias más intensas. En su última edición, Belén Rodríguez, conocida colaboradora televisiva, compartió detalles tanto de sus roces con Terelu Campos como de un episodio particularmente turbio que la conecta con el programa Sálvame y sus colaboradores.

Rodríguez, quien se sentó en el set para debatir inicialmente sobre su relación conflictiva con Campos, desvió pronto la conversación hacia un capítulo aún más espinoso de su vida: su confrontación con Sálvame. Rememoró un enfrentamiento con Kiko Hernández que marcó el principio de una espiral negativa, tras la cual se sintió acosada por el programa durante el año 2022. Describió este período como «el episodio más desagradable de mi vida», acusando a Terelu Campos de no solo haber sido partícipe sino de haber disfrutado del proceso. Rodríguez aseguró que Campos, al tener la posibilidad de disentir, optó por no hacerlo, implicándose así directamente en la vulneración de su privacidad y en el acoso constante que sufrió.

Durante la transmisión, los presentadores evocaron sin tapujos al programa Sálvame, un nombre que en ocasiones anteriores se había evitado mencionar o se había censurado. Rodríguez continuó exponiendo cómo, según su percepción, Campos tenía una doble moral al criticar el trato que Sálvame dispensaba a su familia y aceptar, sin embargo, las críticas vertidas contra Rodríguez.

La colaboradora de televisión también compartió con la audiencia su terror y la invasión a su privacidad a manos de personas asociadas con Sálvame. Mencionó haber llamado a la policía al ser grabada en su domicilio y cómo incluso su vida cotidiana se convirtió en objetivo de escrutinio público. El dolor y el arrepentimiento resonaron en su voz al admitir que lamenta no haber emprendido acciones legales contra los presentadores de Sálvame por temor a convertirse ella misma en contenido para el programa.

Este desgarrador testimonio de Belén Rodríguez no solo pone de manifiesto las complejidades y las luchas internas que suceden detrás de las cámaras de televisión, sino que también invita a reflexionar sobre los límites del entretenimiento y la responsabilidad mediática. Se reabre así el debate sobre la ética en el tratamiento de la información y la vida de los personajes públicos, un terreno a menudo minado por el deseo de audiencia y la espectacularización de la vida privada.

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