La tensión entre Olga Moreno y Jorge Javier Vázquez, dos destacadas figuras del panorama televisivo español, vuelve a ser noticia tras el último encuentro televisivo que mantuvieron luego de la participación de Moreno en «Supervivientes All Stars». Tras ser eliminada del reality show, Moreno, reconociendo la fragilidad de su relación con Vázquez, tuvo que enfrentarse a una entrevista con él, marcada por un conspicuo momento de tensión provocado por una pregunta aparentemente inocua sobre su relación de pareja.
Desde entonces, Moreno no ha vuelto a aparecer en ningún programa presentado por Vázquez, alimentando especulaciones sobre la posibilidad de que haya exigido como condición para futuras apariciones no encontrarse con el presentador. Este supuesto ha sido objeto de crítica por parte de conocidos rostros televisivos como Belén Esteban y María Patiño, quienes han cuestionado abiertamente la actitud de Moreno y la decisión de Telecinco de plegarse a dicho requerimiento.
Belén Esteban, desde el programa «Ni que fuéramos», ha criticado con dureza a Telecinco por supuestamente acceder a esta condición de Moreno, interrogándose sobre el miedo o la incomodidad que Moreno podría tener hacia el presentador catalán. María Patiño, por su partem ha añadido a la polémica calificándola de «vergonzosa», a la vez que contradecía la imagen que tenía previamente de Moreno, quien según su opinión, «maneja muy bien el cotarro» en el entorno mediático.
Mientras tanto, otro tema de discordia ha surgido con el levantamiento del veto a Arantxa del Sol en Telecinco, tras haber sido sancionada previamente por agredir a Ángel Cristo Jr. en una edición anterior de «Supervivientes». Este hecho, también señalado por Belén Esteban, evidencia una posible inconsistencia en la aplicación del Código Ético de Mediaset España, generando asimismo controversia entre el público y los profesionales del medio.
En definitiva, la situación pone de manifiesto las complejas dinámicas que operan en el universo televisivo español, marcado por alianzas, rivalidades y desencuentros personales que a menudo trascienden los límites de la pantalla y alimentan el interés y el debate público. La cadena y sus protagonistas se encuentran ahora en el ojo del huracán, no solo por la gestión de sus relaciones internas sino también por su capacidad para manejar ética y profesionalmente las exigencias y desafíos que surgen en el exigente mundo de la televisión.
