En un movimiento polémico que ha encendido el fervor político en Francia, el primer ministro Michel Barnier ha llevado a su gobierno minoritario al límite de su capacidad de gobernar, tras decidir implementar los presupuestos de la Seguridad Social para 2025 sin someterlos a votación parlamentaria. Esta decisión ha provocado una respuesta inmediata de los partidos de oposición, quienes han confirmado que presentarán una moción de censura en las próximas horas, la cual se debatirá probablemente el miércoles en la Asamblea Nacional.
La Agrupación Nacional (RN), liderada por Jordan Bardella y conocida por sus posturas ultraderechistas, ha declarado su intención de apoyar la moción de censura, a menos que ocurra un milagro de último minuto que cambie el curso de los eventos. Bardella ha expresado su insatisfacción con los presupuestos presentados, criticándolos por ir en detrimento de las pequeñas empresas y las clases medias, y ha responsabilizado al presidente Emmanuel Macron por la actual incertidumbre que atraviesa Francia, tanto en el ámbito político como financiero.
El ejecutivo, al optar por una adopción de presupuesto sin el aval parlamentario, se expone a una potencial moción de censura. Esto sucede en un contexto donde el gobierno ya carece de una mayoría parlamentaria, y esta decisión ha sido interpretada como una medida desesperada para avanzar en su agenda política. Sin embargo, Bardella ha aclarado que la solución no recae en la dimisión de Macron, sino en reconocer el resultado de las últimas elecciones legislativas, en las cuales su partido fue el más votado pero quedó tercero en número de escaños.
Según Barnier, la no adopción del presupuesto o el enfrentamiento a una moción de censura podría desatar una «tormenta» sobre la economía francesa, elevando los intereses de su deuda y agravando su situación financiera. El primer ministro había propuesto unos presupuestos que esperaba reducirían el déficit al 5% el próximo año, mediante recortes valorados en 40.000 millones y una recaudación suplementaria de 20.000 millones, principalmente a través del aumento de impuestos a los más ricos y a las grandes empresas, una estrategia que busca alinear a Francia con las exigencias fiscales de la Unión Europea para 2029.
El anuncio ha aumentado la tensión política en Francia, en un momento donde el país ya enfrenta desafíos económicos significativos, incluyendo un récord en la prima de riesgo no visto en los últimos 12 años. La decisión de Barnier de avanzar sin el apoyo del parlamento ha puesto a prueba la estabilidad de su gobierno minoritario y ha dejado al país en un estado de incertidumbre acerca de su futuro político y económico.