Avances en la Investigación sobre el Uso de Marihuana Médica y Cannabidiol

En un avance significativo hacia la aceptación de la marihuana medicinal, la administración actual ha decidido incrementar la investigación sobre su uso y el de productos derivados de cannabinoides como el cannabidiol (CBD). Esta medida, creada con el objetivo de posibilitar el acceso a tratamientos médicos eficaces, responde a un creciente cuerpo de evidencia que respalda la eficacia de la marihuana en el tratamiento de diversas afecciones, principalmente el dolor crónico, que afecta a una de cada cuatro personas adultas en Estados Unidos.

La decisión surge en un contexto donde más de 40 estados, además del Distrito de Columbia, han adoptado programas regulados de marihuana medicinal. Sin embargo, a pesar de su uso ya establecido, la política federal ha tardado en reconocer estos beneficios. En 2023, la FDA concluyó que la marihuana tiene un uso médico aceptado, concluyendo su revisión sobre el panorama del uso medicinal. Este hallazgo es crucial, ya que permite que millones de pacientes sigan explorando opciones más seguras y efectivas para el manejo del dolor y otros síntomas, tal como la náusea inducida por tratamientos como la quimioterapia.

La administración ha recomendado cambiar la clasificación de la marihuana bajo la Ley de Sustancias Controladas (CSA) de la Clase I a la Clase III. Esto es vital, ya que la Clase I denota sustancias sin uso médico actual aceptado y con un alto potencial de abuso, mientras que la Clase III reconoce su uso médico validado y su potencial de abuso menor. Esta evaluación es respaldada por más de 30,000 profesionales de la salud que autorizaron el uso de marihuana medicinal para más de 6 millones de pacientes.

Sin embargo, el cambio en la clasificación no es suficiente por sí mismo. Existen desafíos significativos en la investigación de la marihuana y otros productos derivados, como el CBD. La falta de estudios integrales ha dejado a los médicos y pacientes sin guías claras sobre la seguridad, la eficacia y las interacciones medicamentosas potenciales que pueden surgir con el uso de estos productos. De hecho, un estudio reveló que solo el 56 por ciento de las personas mayores que usan marihuana han discutido su uso con sus médicos, exponiéndolas a riesgos innecesarios.

La nueva política busca cerrar este vacío entre el uso de la marihuana medicinal y el conocimiento médico disponible. La administración propone un enfoque que fomente la investigación tanto en el uso de marihuana como en el de CBD, centrándose en las poblaciones particularmente vulnerables, como los adolescentes y los adultos mayores. Este esfuerzo también incluye la mejora en el acceso a productos de CBD, que han demostrado ofrecer alivio a muchas personas, incluidas las que sufren de dolor crónico.

La importancia de este cambio radica no solo en la posibilidad de acceder a tratamientos más efectivos, sino también en la necesidad de crear un marco regulador que garantice la seguridad de estos productos. A medida que avanza la investigación y se ajustan las políticas, millones de estadounidenses se encuentran en la espera de un sistema de salud más informado y eficiente que reconozca el valor potencial de la marihuana y sus derivados en el tratamiento de diversas condiciones médicas.

Este enfoque renovado de la administración es un paso hacia el reconocimiento de los derechos de los pacientes a acceder a tratamientos basados en evidencia y a un reconocimiento más amplio de los beneficios que estos productos pueden aportar a la salud pública. La luz al final del túnel parece más brillante ahora, a medida que la investigación y la comprensión del cannabis medicinal avanzan frente a una larga historia de estigmas y restricciones.

Fuente: WhiteHouse.gov

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