En noviembre de 2023, Geert Wilders, la figura ultraderechista y fundador del Partido por la Libertad (PVV), con su inconfundible peinado rubio platino y una retórica agresiva contra los inmigrantes, se alzó victorioso en las elecciones de Países Bajos, convirtiéndose en una de las grandes sorpresas electorales. Ahora, poco más de un año y medio después, Wilders vuelve a captar la atención, no por consolidar su posición, sino por retirarse abruptamente de su gobierno de coalición, citando el rechazo de su agresivo plan de 10 puntos contra la inmigración como la razón principal.
El plan de Wilders, que incluía medidas extremas como el uso de militares para cerrar las fronteras y devolver a los ciudadanos sirios que solicitaron asilo o visas temporales, representaba el núcleo de su política antinmigración. Sin embargo, ante la falta de acción para implementar estas medidas, Wilders decidió retirarse de la coalición, dejando al gobierno de Dick Schoof en una difícil posición. La dimisión de Schoof ante el rey Guillermo ha abierto el camino a unas nuevas elecciones, previstas para este verano.
La decisión de Wilders ha dejado a sus exsocios de coalición y al país en estado de choque y ha generado especulaciones sobre el futuro político de Países Bajos. Tanto los políticos como los ciudadanos se encuentran divididos sobre el legado de Wilders, con algunos viendo en él a un defensor de los intereses neerlandeses frente a una inmigración insostenible, mientras que otros lo critican por fracturar aún más a la sociedad y huir en tiempos de incertidumbre.
La coalición de gobierno, que tardó más de siete meses en conformarse y siempre pareció estar al borde del colapso, ha sido especialmente criticada por su incapacidad para manejar la retórica divisoria y las duras políticas propuestas por Wilders. La salida de Wilders y el PVV no solo marca el final de un gobierno tumultuoso sino que también deja a sus socios políticos reconsiderando su estrategia y enfrentándose a la crítica de la población.
Ahora, con Países Bajos en la cúspide de una crisis política y en espera de nuevas elecciones, muchos se preguntan qué dirección tomará el país. Las acciones de Wilders han demostrado las complicaciones de gobernar con una agenda radicalmente antinmigratoria y han evidenciado las profundas divisiones tanto en la política neerlandesa como en su sociedad. Con el panorama geopolítico actual y los desafíos internos que enfrenta el país, el próximo gobierno tendrá la difícil tarea de restaurar la estabilidad y unificar a una nación dividida.
