El reciente ataque terrorista en Sídney, que dejó 15 muertos, ha generado una ola de consternación en Australia, impulsando al gobierno de Anthony Albanese a revisar de manera urgente su legislación sobre armas. En una reunión extraordinaria, el primer ministro anunció la inclusión de leyes más estrictas en la agenda del gabinete, que limitarán la posesión de armas a un número específico por persona y exigirán que únicamente los ciudadanos australianos puedan obtener licencias de armas. Esta medida recibe el respaldo unánime de los líderes estatales, quienes consideran que es momento de reformar la legislación vigente sobre armas de fuego.
El atentado, que coincide con un aumento en la violencia armada a nivel global, ha renovado el debate sobre la regulación de armas en un país que ya había endurecido sus leyes tras la masacre de Port Arthur en 1996. A pesar de la percepción general de una buena regulación en Australia, un informe reciente destaca un preocupante aumento en la tenencia de armas, indicando que la falta de coherencia en el marco normativo podría estar creando condiciones peligrosas. En contraste, en Estados Unidos, donde el acceso a armas es mucho más laxo, las estadísticas revelan un alarmante incremento en los tiroteos masivos.
Mientras la sociedad australiana asimila la tragedia y clama por medidas más estrictas, los eventos en Sídney ponen de manifiesto la diferencia en enfoques sobre la posesión de armas entre países. La incapacidad de evitar que individuos con licencias legales accedan a armamento letal en situaciones de riesgo resalta la urgencia de reformar las políticas existentes. Con la presión social en aumento, el gobierno australiano se enfrenta al desafío de equilibrar la seguridad pública con los derechos de los propietarios de armas en un contexto donde la violencia armada parece estar al alza.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí
