Ataque con dron israelí en Tubas resulta en la muerte de cinco palestinos

En un nuevo y mortal episodio en la persistente espiral de violencia en Cisjordania, cinco palestinos perdieron la vida tras un ataque con dron perpetrado por Israel en el campamento de refugiados de Faraa, en Tubas. El Ministerio de Sanidad palestino confirmó el incidente, que se enmarca dentro de una serie de operaciones descritas por Israel como antiterroristas en la región.

El ataque tuvo lugar en las primeras horas de este jueves, cuando, según un comunicado del ejército israelí, se llevaba a cabo una operación contra lo que denominaron una «célula terrorista» que había abierto fuego contra sus soldados. El resultado de esta confrontación ha sido la muerte de cinco individuos, identificados por las autoridades de salud palestinas con edades comprendidas entre los 21 y los 30 años.

Entre los fallecidos se encuentra un joven líder de la conocida brigada de Yenín, que agrupa a milicianos de distintos movimientos de resistencia palestinos. Este joven, Muhammad Zakaria, de apenas 21 años, era hijo de Zakaria Zubeidi, figura histórica del movimiento de resistencia durante la Segunda Intifada y parte de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, vinculado al Fatah.

La violencia no se detuvo ahí. Según informes, las fuerzas armadas israelíes también abatieron a un menor de edad esa misma noche en Tubas, elevando a seis el número de víctimas. La agencia de noticias palestina Wafa denunció el trato dado al cuerpo del menor, que fue retirado del campamento con una excavadora, impidiendo el acceso de ambulancias a la zona.

Esta «noche negra» en Tubas es parte de una oleada de operaciones militares que Israel ha intensificado en Cisjordania desde el ataque de Hamás el 7 de octubre. La confrontación en la zona ha alcanzado niveles de violencia sin precedentes desde la Segunda Intifada, con más de 330 palestinos muertos en lo que va del año, superando así el sombrío récord del año anterior, que cerró con más de 520 muertes.

Además, se reportó una situación similar en el campo de refugiados de Tulkarem, donde el ejército ha estado realizando incursiones, demoliendo viviendas y aplastando vehículos, mientras los residentes se acostumbran a vivir entre tiroteos diarios. Según declaraciones a la prensa, «esto se ha convertido en algo normal».

Los ataques y operaciones en Cisjordania han dejado un reguero de muerte y destrucción, afectando no solo a milicianos sino también a civiles, incluidos niños y adolescentes, cuyas vidas se ven truncadas en el contexto de un conflicto interminable que sigue cobrándose víctimas a diario. La comunidad internacional observa con preocupación esta escalada, mientras se multiplican los llamamientos a una solución pacífica que ponga fin a una de las disputas más largas y dolorosas de la historia moderna.

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