En un hecho sin precedentes, la sede del partido opositor venezolano Vente Venezuela, liderado por María Corina Machado, fue víctima de un robo violento durante la madrugada de este viernes. Según la denuncia del partido, alrededor de las 3 a.m., seis individuos armados y enmascarados irrumpieron en su local principal, conocido como “El Bejucal”, sometiendo a los vigilantes bajo amenazas de muerte. Durante el asalto, se llevaron a cabo actos vandálicos como la destrucción de puertas y el robo de equipos y documentos importantes.
Este ataque, calificado por algunos miembros del partido como “atraco paramilitar”, representa una escalada en la intimidación y persecución política contra los opositores del régimen actual en Venezuela. A través de las redes sociales, la formación política compartió videos y fotografías que capturaron el flagrante acto de violencia, expresando una profunda preocupación por la seguridad de sus miembros y alertando a la comunidad internacional sobre este «acto de terror».
María Corina Machado, firme en su posición, lideró recientemente la campaña de Edmundo González Urrutia, el candidato opositor que, según resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE), quedó en segundo lugar tras el presidente en ejercicio, Nicolás Maduro. Dichos resultados han sido cuestionados debido a la detención del escrutinio con más de dos millones de votos aún sin contar, generando un clima de incertidumbre y protestas a nivel nacional.
La situación política se complica aún más tras el anuncio del CNE de una “victoria irreversible” para Maduro, a pesar de un reportado ataque cibernético que no ha detenido el conteo oficial de votos. Esta declaración ha sido la chispa que encendió protestas en diversas partes del país, enfrentando una respuesta severa por parte de las fuerzas de seguridad del estado, que ha resultado en más de 1.200 detenciones y la lamentable muerte de 12 personas, incluido un miembro de las Fuerzas Armadas.
El robo en la sede de Vente Venezuela se ha insertado en este contexto tumultuoso, evocando una condena amplia por parte de diversos sectores del país y de la comunidad internacional, exigiendo transparencia y el cese de la violencia política. Este incidente subraya la volátil situación de la democracia en Venezuela, donde los desafíos electorales y la represión política continúan marcando el pulso de una nación dividida.
El llamado a la protección de los derechos humanos y a la integridad de los procesos democráticos es cada vez más fuerte, mientras Venezuela se encuentra en un momento crítico que podría definir el camino hacia la libertad o el fortalecimiento de un régimen cada vez más autoritario. La comunidad internacional se mantiene en vilo, esperando acciones concretas que restablezcan la confianza en las instituciones venezolanas y que garanticen un futuro de paz y democracia para todos los venezolanos.