En un contexto de crisis global, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, destacó la importancia de la Eucaristía en medio de un mundo que enfrenta conflictos bélicos, desigualdades crecientes y una división palpable entre ricos y pobres. Durante la homilía realizada este jueves en la Misa Pontifical mozárabe por la conmemoración del Corpus Christi, el Primado subrayó la necesidad de Jesucristo en las vidas de los fieles, sustentando que quien se aparta de Él, pierde lo mejor de la vida.
El arzobispo hizo un especial hincapié en que la Eucaristía sirve como recordatorio constante de la presencia de Dios entre nosotros: un Dios que no solo está al lado de la humanidad sino que vibra dentro de cada persona. Animó a los feligreses a participar con entusiasmo en las procesiones y vivir la Eucaristía como fuente de alegría profunda.
Del mismo modo, Francisco Cerro Chaves habló a los corazones de los asistentes al señalar que la verdadera esencia de la procesión y celebración del Corpus no es otra que la profunda voluntad de los creyentes de «ver a Jesús», y manifestó que la paz interior únicamente se encuentra en Cristo, calificando a la Eucaristía de esencial para la vida eterna.
El mensaje del arzobispo llevó el énfasis a la naturaleza itinerante de Jesucristo, describiéndolo como un «peregrino por las calles del mundo», en constante movimiento hacia la gente y fuera de los confines de sacristías y templos.
Finalmente, aprovechó la ocasión para distinguir entre ser un ‘peregrino’ y un ‘vagabundo’, explicando que, mientras el vagabundo vagabundea sin un sentido claro de origen o destino, el peregrino tiene un propósito y un camino definido: la Fe. Con estas reflexiones, Francisco Cerro Chaves hizo un llamado a que los asistentes se conviertan en verdaderos peregrinos de la Fe, en busca de un encuentro sagrado y de propósito eterno.
