El presidente argelino Abdelmajid Tebboune ha llevado a cabo un indulto masivo con motivo del 63 aniversario de la independencia del país, liberando a 6.797 presos. Sin embargo, entre ellos no se encuentra Boualem Sansal, un reconocido escritor franco-argelino de 80 años que ha suscitado preocupación en Francia, donde es visto no solo como un autor de renombre, sino también como una víctima de un sistema judicial controvertido.
Sansal, gravemente enfermo de cáncer, fue condenado a cinco años de prisión en marzo de este año por «atentar contra la unidad nacional». Su condena se basó en declaraciones realizadas en una entrevista, donde afirmó que durante la colonización francesa de Argelia, ciertas áreas del oeste argelino pertenecían a Marruecos. Esta controversia resonó profundamente en Argelia, donde el sentido de unidad nacional es un tema sensible.
La situación de Sansal, uno de los novelistas francófonos más célebres del país, ha suscitado un amplio apoyo en Francia, desde políticos hasta organizaciones de derechos humanos, quienes esperaban que el indulto le incluyera. A pesar de la presión, Tebboune ha decidido mantenerlo en prisión, lo que parece perpetuar una crisis diplomática entre Argelia y Francia que se ha intensificado en el último año, especialmente tras el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental por parte del presidente francés Emmanuel Macron.
Xavier Driencourt, exembajador de Francia en Argelia, ha expresado que la omisión de Sansal del indulto solo hará que la relación entre ambos países se siga deteriorando. Las tensiones han resultado en expulsiones de diplomáticos y sanciones económicas, creando un clima de desconfianza creciente.
A pesar de la tradición de indultos en Argelia cada 5 de julio, la liberación de alguien acusado de traición, en el contexto de las conmemoraciones por la independencia, se considera inaceptable en el país. Un intelectual argelino, que prefirió permanecer en el anonimato, comentó que “indultar a alguien descrito como un traidor no sería asumible, especialmente en esta fecha”.
La situación de Sansal se agrava aún más con la reciente condena del periodista francés Christophe Gleizes a siete años de cárcel por supuestos delitos de propaganda que atentan contra la seguridad nacional. Gleizes, quien entró a Argelia como turista, fue arrestado durante un intento por investigar sobre el fútbol, específicamente un club relacionado con un movimiento de autodeterminación en Cabilia. Las acusaciones en su contra han sido rechazadas por organizaciones de derechos humano y periodistas en Francia, quienes claman por su liberación.
El ambiente político en Argelia es complejo y, según algunos académicos franceses, las autoridades están usando la retórica antifrancesa no solo para negociar con el pasado colonial, sino también como una estrategia interna para movilizar al pueblo en torno a la bandera nacional. La difícil situación de Sansal y Gleizes podría ser un reflejo de un panorama más amplio en el país, donde la justicia no actúa de manera independiente y las tensiones históricas siguen influenciando la política contemporánea.
Se hace evidente que la falta de un indulto a Boualem Sansal simboliza no solo la postura del gobierno argelino, sino también un profundo dolor social que se manifiesta a través de sus páginas, un eco de la lucha por la libertad de expresión y la memoria histórica que todavía perjudica las relaciones entre Argelia y Francia. En este contexto, la voz de Sansal sigue siendo crucial; y su encarcelamiento trae a la luz las realidades de un sistema que lucha por reconciliar su pasado doloroso con un futuro incierto.