En un giro sorprendente dentro del universo televisivo, Telecinco ha decidido prescindir de Arantxa del Sol en las futuras galas de *Supervivientes 2024*, tras su reciente confesión en el décimo debate del programa. La concursante admitió haber agredido verbal y físicamente a su compañero de aventura, Ángel Cristo, durante un incidente ocurrido en una lancha en Honduras, lo que ha desencadenado una serie de reacciones tanto dentro como fuera de la cadena.
Del Sol, explicitó con detalle el conflicto con Cristo, describiendo cómo le insultó utilizando términos despectivos e incluso le propinó una colleja. Este comportamiento, contrario a los principios de convivencia y respeto promovidos por el programa, no pasó desapercibido para la productora y el público espectador.
Sandra Barneda, presentadora del debate, reveló que, aunque el equipo de producción estaba al tanto de lo sucedido, ninguna cámara captó el incidente, lo que añadió una capa de complejidad al asunto. La decisión de Mediaset España de excluir a Del Sol de las galas refleja el compromiso del grupo con su Código Ético y su rechazo a cualquier forma de violencia o falta de respeto entre los participantes.
Curiosamente, Ángel Cristo no ha expresado sentirse agredido ni ha mostrado intención de tomar medidas legales contra Del Sol. Esto ha sido confirmado a través de un mensaje publicado en la cuenta oficial de Twitter de *Supervivientes*, apuntando a una posible reconciliación o a un entendimiento mutuo sobre lo ocurrido.
La reacción de la audiencia no se hizo esperar, con una gran parte de los seguidores del reality celebrando la decisión de Telecinco. Sin embargo, este incidente ha abierto el debate sobre la consistencia en la aplicación del código ético del grupo, con voces en redes sociales exigiendo que se mantenga el mismo rigor en todas las situaciones similares que se presenten, tanto en *Supervivientes* como en otros programas de la cadena.
Este caso pone de manifiesto la fina línea que existe entre el comportamiento aceptable y el reprobable en los realities televisivos, donde las emociones pueden alcanzar picos altísimos, pero siempre dentro de un marco de respeto mutuo. La respuesta de Mediaset España ante este episodio refuerza la idea de que, independientemente de la popularidad del programa o de los participantes involucrados, ciertos principios éticos no son negociables.
