La modernización de Arabia Saudí avanza con pasos calculados, y uno de los últimos cambios significativos es la reciente autorización para la compra de alcohol por parte de residentes extranjeros no musulmanes que cumplan con un estricto requisito económico. Solo aquellos que perciben más de 50.000 riyales al mes, equivalentes a unos 13.300 dólares, pueden disfrutar de este nuevo privilegio, lo que lo convierte en un acceso reservado a una élite económica. Esta medida, aunque no anunciada oficialmente por el gobierno, ya se aplica en una única tienda autorizada en Riad, previamente destinada solo a diplomáticos.
El establecimiento dispone de un sistema de compra que limita la cantidad de alcohol que los clientes pueden adquirir mensualmente, lo que refleja un intento de gestionar cuidadosamente este cambio en un país donde el consumo de bebidas alcohólicas ha estado históricamente prohibido. Este giro en las políticas refleja un movimiento más amplio hacia la apertura del reino, alineado con las reformas recientes que han incluido la autorización para que las mujeres conduzcan y la celebración de eventos públicos. Sin embargo, las nuevas reglas contrastan con la esencia cultural y religiosa profundamente arraigada del país.
Mientras se perfilan más tiendas de alcohol en otras ciudades, queda claro que esta apertura será controlada y que seguirá existiendo un acceso limitado. Con este cambio, Arabia Saudí busca atraer inversión y talento extranjero, pero manteniendo el control sobre quién puede participar en esta nueva oferta. Así, el reino continúa su camino hacia la modernización, delimitando con precisión los contornos de su apertura al mundo.
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