Aquona, tecnología y concienciación para cuidar del agua que no se ve

A lo largo de un año, se estima que alrededor de 80.000 kilos de toallitas llegan hasta las depuradoras gestionadas por la empresa, lo que supone un perjuicio económico y medioambiental

El 19 de noviembre es el Día Mundial del Saneamiento, una efeméride que pone en marcha Naciones Unidas para concienciar sobre la importancia del saneamiento, un salvavidas que evita la transmisión de enfermedades y facilita la salubridad de los espacios. Aquona, la empresa que gestiona el ciclo del agua en 70 municipios de Castilla-La Mancha, se suma a esta conmemoración que este año se centra en ‘Acelerar el Cambio’, el mismo lema con el que se celebró, en el mes de marzo, el Día Mundial del Agua.

Aunque España cuenta con unos servicios de agua urbana satisfactorios, aún hay camino por recorrer en materia de recogida y tratamiento de aguas residuales en cuanto a nuevas estructuras y renovación de las existentes para adaptarse a los requisitos legales, cada vez más exigentes. A esta inversión se le añade el coste de un buen mantenimiento para que las instalaciones funcionen de manera eficiente y sostenible, contribuyendo así a la transformación ecológica de los municipios.

En este sentido, Aquona, comprometida con el saneamiento de calidad para proteger y cuidar también del agua que no se ve, aboga por seguir trabajando en base a las alianzas y la colaboración público-privada para continuar avanzando hacia el modelo circular empleando conocimientos, innovación, tecnología y digitalización para el mejor uso del agua.

Transformación ecológica

El saneamiento, como el resto de elementos que conforman el ciclo integral del agua, es esencial para el correcto funcionamiento de la infraestructura urbana. Prueba de ello ha sido la apuesta de Aquona por una gestión del agua cada vez más sostenible, pero también con una operativa más eficiente gracias al avance de las tecnologías de la comunicación, red y sensórica, así como la incorporación de la digitalización.

Por este motivo, Aquona no ha dudado en hacer uso de la tecnología y la digitalización para hacer sus operaciones mucho más resilientes. GIS Agua fue el punto de partida, una herramienta que permite localizar geográficamente todos los elementos de las redes de distribución y alcantarillado. Al estar monitorizada, maximiza la eficiencia de su mantenimiento, realizando labores de mantenimiento preventivas, anticipándose a posibles incidencias en la red.

Luego llegó Galia, la aplicación para la limpieza optimizada de las redes de saneamiento que centraliza toda la información de la red y propone un plan de mantenimiento de las redes que permite mejorar la efectividad de las limpiezas.

La evolución de depuradoras a ecofactorías

Otro de los proyectos de referencia de Aquona es la transformación de las depuradoras tradicionales en ecofactorías. Para hacer frente al desafío climático y hacer más sostenible todo el proceso de depuración, la compañía ha impulsado la evolución de las plantas, basada en los principios de economía circular. Estas instalaciones regeneran el agua que tratan, lo que permite su regeneración y posterior reutilización en nuevos usos, como el riego de zonas verdes o en la industria. Además, mediante sistemas de tratamiento avanzado, valorizan los residuos generados durante la depuración y se autoabastecen de energía. Solo en el último año, la empresa produjo más de 26.000 toneladas de lodos que se destinaron mayoritariamente a la agricultura.

En Castilla-La Mancha, los avances se centran en la depuradora de Ciudad Real en la que se trabaja para su conversión en ecofactoría. Además, el compromiso de Aquona es que todas las infraestructuras que gestiona sean verdes y, por ello, aplica soluciones basadas en la naturaleza para potenciar una economía baja en carbono. La preservación de la biodiversidad en este sentido es una pieza fundamental y así lo ha entendido Aquona: todas las plantas de tratamiento de agua en las que opera están 100 % libres de uso de fitosanitarios.

Las toallitas son un problemón

Todas estas mejoras puestas en marcha por Aquona tienen que ir de la mano de una conciencia ciudadana de cuidado del medio ambiente y de protección de los recursos. Es fundamental para ello actuar desde el ámbito doméstico. Por este motivo, desde la empresa recuerdan que las toallitas, los bastoncillos y otros productos de higiene personal que se arrojan al inodoro no son biodegradables, lo que puede producir graves perjuicios en las redes de saneamiento. Y es que, aunque sean diminutivos y puedan parecer un problemita, lo cierto es que son un problemón.

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A lo largo del año, hasta las depuradoras de Aquona llegan más de 800.000 kilos de basura, de los que se estima que alrededor de 80.000 son toallitas. Esto supone no sólo un coste económico, sino también medioambiental, ya que estos residuos, que en el agua no se descomponen, pueden acabar llegando a nuestros ríos y mares, además de los problemas de atascos que generan en las instalaciones.

El peligro de utilizar el retrete como cubo de basura trae, por tanto, la degradación del medio ambiente. Por ello, desde Aquona se incide en la necesidad de desechar este tipo de residuos en el correspondiente contenedor. Hablamos de ‘toallitas’ o ‘bastoncillos’, pero pocas veces se es consciente del impacto que puede tener su mal uso. Problemas que están muy lejos de ser pequeños.

La gestión del saneamiento es una pieza clave para cuidar el agua que no podemos ver, garantizar la disponibilidad de recursos hídricos para el futuro y preservar el medio ambiente. Y es que Aquona compromete todos sus esfuerzos en garantizar el suministro de agua y el saneamiento de calidad, en línea con el ODS 6 de Naciones Unidas.

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