La concejal de Cultura, María Ángeles Martínez, ha expresado su profunda satisfacción respecto a un significativo homenaje que la ciudad ha concretado para honrar la memoria de los ciudadanos de Cuenca que, documentadamente, fueron deportados a campos de concentración durante tiempos de conflicto. La decisión de proceder con este reconocimiento, que afecta a un grupo de casi cien personas oriundas de esta localidad, se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio por preservar la historia y honrar la valentía y las penurias de aquellos que padecieron en circunstancias tan atroces.
El gesto de la municipalidad refleja no solo un acto de justicia histórica sino también un paso adelante en la educación sobre los horrores del pasado, con la esperanza de fomentar la tolerancia y el respeto mutuo en las generaciones venideras. Estos reconocimientos retoman historias personales que, durante demasiado tiempo, permanecieron en la sombra, y confirman el compromiso de la ciudad con el deber de la memoria y el reconocimiento de sus ciudadanos como parte indisoluble de su identidad colectiva.
La concejal Martínez ha remarcado la importancia de este reconocimiento, no solo como un acto simbólico, sino como una reafirmación de los valores democráticos y los derechos humanos que constituyen los cimientos de la sociedad actual. Este evento es una invitación a la reflexión sobre el pasado y una vigilia ante la indiferencia, al reconocer la lucha y el sufrimiento de aquellos que, aún siendo de Cuenca, padecieron lejos de su hogar.
El ayuntamiento planea varios eventos y también la instalación de placas conmemorativas como parte del programa de actividades que servirán para educar y recordar a todos los visitantes y habitantes de la ciudad. Con este acto, Cuenca se une a las ciudades que no olvidan su historia y trabajan activamente para honrar a quienes pasaron por estos duros capítulos de la historia humana.