En un juicio que ha capturado la atención tanto de España como de Colombia, un tribunal tailandés ha condenado a Daniel Sancho, joven cocinero e hijo del actor Rodolfo Sancho, a cadena perpetua por el asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta. El veredicto, emitido tras una serie de audiencias que transcurrieron del 9 de abril al 2 de mayo, se sustenta en “hechos consumados contundentes” que incluyen el asesinato y el descuartizamiento del cadáver, así como la destrucción de documentos oficiales.
La fiscalía, que inicialmente había solicitado la pena de muerte para Sancho, vio cómo el tribunal optaba finalmente por la cadena perpetua, tomando en cuenta la colaboración de Sancho durante el proceso judicial. Esta decisión desecha la versión de la defensa, que alegaba un acto de defensa propia por parte de Sancho.
La sentencia, que puede ser apelada por la defensa, no solo pone a Sancho frente a un futuro incierto en la prisión de Surat Thani, sino que también abre un camino complicado y posiblemente prolongado a través del sistema judicial tailandés. Sus abogados, que planean presentar recursos ante el Tribunal de Apelación y el Tribunal Supremo, deben ahora enfrentarse a la tarea de traducir y desglosar la sentencia, buscando elementos que puedan favorecer un fallo diferente.
Además de la rigurosa condena, el tribunal ordenó a Sancho indemnizar a la familia de Arrieta con 106.000 euros, una suma que refleja la dependencia económica de los padres de Arrieta sobre él. La avanzada edad de los padres les impidió asistir al juicio, pero siguieron el proceso con gran expectación, un sentimiento compartido por muchos en sus países de origen, debido al perfil mediático del acusado.
Un aspecto que se explorará es la posibilidad de que Sancho cumpla su condena en España, lo cual requeriría una sentencia firme y la navegación a través de complejidades legales y burocráticas, dado el convenio bilateral entre España y Tailandia. Sin embargo, este proceso no está exento de obstáculos, considerando que Sancho debe cumplir al menos una tercera parte de su condena en Tailandia y la diferencia entre las leyes de sentencia en ambos países.
La familia Arrieta, representada en España por el abogado Juan Gonzalo Ospina, ha expresado satisfacción con la sentencia, viéndola como un paso hacia la justicia para Edwin. Aunque anticipan estar vigilantes a los movimientos futuros en el caso, esta sentencia marca el cierre de un capítulo doloroso y refuerza su confianza en el sistema judicial.
A medida que el caso entra en su próxima fase, con potenciales apelaciones y el examen de la posibilidad de traslado de Sancho, continúa siendo un foco de atención mediática y un punto de encuentro entre los sistemas judiciales de Tailandia, España, y Colombia.