Antonia Piqueras Jiménez, sintió la necesidad de escribir siendo muy pequeña, algo que ha continuado haciendo a lo largo de toda su vida, encontrándose con la poesía en sus años de adolescencia y a la que no ha abandonado nunca, nos confiesa que “escribir poesía hace que vea el mundo a través de los ojos del corazón y con la mirada puesta en la esperanza de un futuro mejor”.
Antonia Piqueras Jiménez nació en Villamanrique (Ciudad Real) y reside en Ciudad Real. Funcionaria educadora especializada en Ciencias. Forma parte del Grupo Literario Guadiana de Ciudad Real y de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha. Colabora en diferentes revistas y publicaciones. Realiza talleres de poesía en colegios de Infantil y Primaria, IES, Residencia de Mayores y Encuentros de Autor en bibliotecas y clubes de lectura. Tiene algunos premios de certámenes poéticos y es autora de cuatro libros, su trabajo figura en diferentes obras colectivas.
Es una de las poetas que participarán el próximo 29 de octubre, en el XIV Encuentro Oretania de Poetas de Ciudad Real, a celebrar en San Carlos del Valle, bajo el lema de “Palabras a la muerte”.
– Si le parece, comenzamos la conversación por su infancia. Háblenos de esa etapa.
Mi infancia transcurrió en un pequeño pueblo, Villamanrique (CR); en el seno de una familia humilde y trabajadora pero muy rica en valores humanos y religiosos que me inculcaron desde el principio y que fueron los cimientos que forjaron mi personalidad. Fue una etapa que recuerdo con nostalgia y mucho cariño; rodeada del amor de mis padres, de mi hermano, de mis dos hermanas y de muchos familiares. Fui una niña afortunada y muy feliz. Gozaba de libertad para salir a la calle y disfrutar de los juegos infantiles con unas amigas que aún mantengo y con otros niños y niñas que, en panda, recorríamos las calles el pueblo. También, aprendí a defenderme en las peleas y desavenencias entre iguales. Recuerdo con cariño mi etapa escolar y cómo cambió todo cuando entró en vigor la Ley de Educación General Básica (La E.G.B.). La gran novedad fue hacer las clases mixtas y con ello, la formación de las pandillas. Me encantaba las excursiones que hacíamos, como actividad extraescolar, a la sierra y al castillo de Montizón. Me quedó grabado el olor y sabor del pan recién hecho que hacía mi padre en la panadería. Después sería el olor de la harina recién molida en su molino. Cuando iba a la casa de mis abuelos maternos me encantaba perderme entre los libros, los hojeaba y leía. Fue mi abuelo quien me inculcó el amor a los libros y a la música, él era el maestro y director de la banda de música del pueblo.
Desde el primer día que fui a la escuela, mis padres me decían que tenía que estudiar para aprender y adquirir cultura. Fue algo que marcó mi destino. Observando a mis maestras, a las que admiraba, desde muy pequeña, soñaba con ser maestra cuando fuera mayor. Fue mi sueño y no paré hasta conseguirlo.
Pero, no todo fue entusiasmo y alegría, también sentí, desde muy pequeña y sin entenderlo, el dolor que produce la muerte de seres queridos y de una amiga. Desde entonces, la muerte, ha estado en mi pensamiento y ha influido mucho en mi forma de entender la vida.
Mi infancia es una etapa que pasó rápido, pero quedó oculta en mi interior y es ahora, con el paso del tiempo, cuando aflora su recuerdo.
– ¿Qué persigue ahora?
Valoro mucho y doy gracias a Dios por todo lo que la vida me ha ofrecido y me sigue ofreciendo: mi familia, mi profesión, mis amigas de siempre, las personas que me han dado una oportunidad para avanzar y progresar u otras conocidas con las que he compartido momentos entrañables y aquellas que sólo han sido una ráfaga de experiencia para aprender. Por eso, ahora sólo aspiro a mantener lo que tengo, disfrutarlo, vivir el día a día con todo lo nuevo que me ofrezca y, por supuesto, seguir escribiendo poesía.
– ¿Qué ama más?
Lo que más amo es la vida: amanecer cada día, sacarle todo el jugo a cada nueva experiencia con el aprendizaje aportado y terminarlo, mi familia, mi profesión, la amistad.
– ¿Cómo le cogió el gusto a la poesía? ¿Por qué escribe?
Siendo muy pequeña me gustaba escribir en un papel aquello que no quería que supiera nadie. Conforme iba creciendo, escribir, se convirtió en una costumbre. Pero fue en mi etapa adolescente cuando diera mis primeros pasos en poesía, escribiendo algún que otro poema. No sería hasta la edad
adulta cuando, por diversas circunstancias de la vida, me encontré en el camino de la poesía y me adentré en él. Allí encontré personas entusiastas y amantes de la poesía con las que compartí muchas horas en las que sólo hablábamos de poesía. Entonces decidí retomar aquello que dejé, hacía mucho tiempo, pero ahora con una experiencia y más calma. Me di cuenta que la poesía siempre había estado dentro de mí, sólo tenía que descubrirla.
A la pregunta de por qué escribo, decir que escribir siempre ha sido una necesidad; una forma de desahogo con una hoja de papel en blanco; descargando en él mis sentimientos y emociones ante cualquier situación vivida. Escribir se convirtió en una terapia y, desde que escribo poesía, me reconforta, sobre todo, cuando la comparto con los demás. Escribir poesía hace que vea el mundo a través de los ojos del corazón y con la mirada puesta en la esperanza de un futuro mejor.
– ¿En qué cosas está más cerca y en qué cosas está más lejos del poeta que era de joven?
Estoy cerca en cuanto al entusiasmo y la satisfacción que da el escribir un poema.
Y, estoy lejos en cuanto a la forma de escribir, de expresarme, de ver y sentir lo que me rodea, la experiencia adquirida y el aprender más sobre la poesía, cultivarme con su lectura y enseñarla; todo esto me ha ido enriqueciendo cada día más.
– ¿Qué dimensión le da la poesía al ser humano?
La poesía es una expresión de sentimientos y, por mi experiencia con ella, considero que se debería dar más a conocer, sobre todo, en los centros educativos y centros de mayores. A leer o escuchar poesía le doy mucha importancia porque activa ciertas áreas del cerebro produciendo respuestas afectivas y emocionales, además de producir placer y hace que se conecte con los propios sentimientos. También, el ritmo y la musicalidad de los versos producen efectos anímicos. En los niños, la poesía, favorece el desarrollo del lenguaje, el aprendizaje de la lectura, desarrolla la imaginación y la memoria. Por todo lo expuesto, creo que La poesía debería salir del círculo cerrado de los poetas y que, a éstos, no se les vea como personas especiales sino como personas que escriben lo que sienten en un poema para que otros también sientan y disfruten haciéndolo suyo.
– Usted va a participar en el próximo encuentro de poetas cuyo lema es Palabras a la muerte. Antes de este encuentro, ¿se colaba la muerte en sus poemas?
Sí. Más de una vez, la muerte, ha estado presente en algunos poemas como forma de expresar mi sentir ante la pérdida de un ser querido. Anteriormente he dicho que la muerte la he sentido muy cerca desde muy temprana edad y le tenía miedo. Sin embargo, ahora la siento diferente, como algo natural; es la sombra que a mi lado camina.
– ¿Se siente más cerca de la muerte o de la infancia?
Por supuesto que me veo más cercana de la muerte que de la infancia. Mi tiempo vivido es más largo que el que me puede quedar por vivir. Sin embargo, ahora mis recuerdos infantiles hacen que me adentre en aquel mundo con nostalgia, sobre todo, cuando recuerdo a las personas que me dieron tanto cariño y ya no están.
– ¿Qué es para usted la vida?
Para mí, la vida, además de ser el tiempo que transcurre desde que somos engendrados hasta que morimos y en el que, para mantenernos vivos, hemos de realizar unas funciones vitales, con la capacidad de adaptación a los cambios que se producen en el medio que se habita; la vida, es un camino que el alma en un cuerpo determinado tiene que recorrer en este mundo, experimentando con todo lo que le rodea; salvando o haciendo frente a los obstáculos que va encontrando en cada experiencia, con la capacidad de superación y aprendizaje para seguir adelante hasta llegar a finalizar el proyecto de vida contraído. Puedo decir que la vida es una escuela donde el aprendizaje es continuo.
– ¿Qué es para usted la muerte?
La muerte es el final de la vida cuando el cuerpo deja de realizar las funciones que lo mantenían vivo. Pero, también, es el final de algo, un cambio, la trasformación de una situación o de una etapa, para volver a resurgir y seguir avanzando en el camino de la vida. Con la muerte siempre se pierden cosas, pero surgen otras nuevas y siempre mejores.
– ¿Qué le duele más de la muerte?
Lo que más me duele de la muerte es el dolor que causa a los seres queridos por la ausencia física que se produce.
Si el concepto de muerte se considera como un cambio en uno mismo o en tu vida para resurgir de nuevo y seguir adelante, también produce dolor por lo que se pierde en la situación de confort en la que se está, quedando todo en una experiencia del pasado. Pero ese dolor se mitiga, se pasa y se avanza para vivir el presente mirando al futuro.
Nota: El tema de este XIV Encuentro Oretania de Poetas de la provincia de Ciudad Real, es “Palabras a la muerte”. Se celebrará el 29 de octubre a las 19,30 horas, en el Centro de la Juventud de San Carlos del Valle. Coordinado por el poeta solanero Luis Díaz-Cacho, esta edición cuenta con el prólogo de la poeta, Elisabeth Porrero Vozmediano y las composiciones poéticas de Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez, Antonia Cortés, Antonia Piqueras, Diana Rodrigo, Eloísa Pardo Castro, Eusebio Loro, Francisco Jesús López, Isabel Villalta Villalta, Juan Camacho, Juan José Guardia Polaino, Luis Alberto Lara Contreras, Luis Díaz-Cacho Campillo, Luis Romero de Ávila Prieto, Natividad Cepeda Serrano, Pilar Serrano de Menchén, Santiago Romero de Ávila y Teresa Sánchez Laguna. La colaboración de los “poetas del barro”, familia Leal Arias, (Centro Alfarero La Estación y Alfar Arias) y las ilustraciones de Rosa Leal Arias. El apartado musical está a cargo de la Agrupación Musical Santa Elena.