Ángelo Becciu: El Cardenal ‘Rebelde’ Desafiado por Francisco y su Inquebrantable Determinación de Participar en el Cónclave

En el corazón del Vaticano se desarrolla una controversia sin precedentes que pone a prueba los límites del derecho canónico y la autoridad pontificia. Ángelo Becciu, un cardenal condenado por delitos económicos y despojado de sus funciones por orden del papa Francisco, reclama su derecho a votar en el próximo cónclave, desafiando la decisión de la Santa Sede y sacudiendo los cimientos de la tradición eclesiástica.

La condena de Becciu en 2023 a cinco años y medio de prisión marcó un hito en la historia del Vaticano, siendo la primera vez que un alto funcionario eclesiástico enfrentaba una sentencia penal dentro de las murallas de la ciudad sagrada. La acusación, centrada en la malversación de fondos y abuso de poder en la compra de un lujoso edificio en Londres, desató un escándalo que aún resuena en los pasillos del poder eclesiástico. A pesar de la gravedad de los cargos y su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en el Vaticano, Becciu sostiene que mantiene su dignidad cardenalicia y, con ella, el derecho a participar en la elección del futuro papa.

Esta peculiar situación ha generado un intenso debate sobre las normativas eclesiásticas, especialmente en lo que respecta a las condiciones que deben cumplir los cardenales para ser electores en el cónclave. Según el derecho canónico, todo cardenal menor de 80 años es elector activo en la elección papal, a menos que se le haya retirado explícitamente este derecho mediante un acto jurídico formal. Becciu afirma que nunca se le notificó formalmente una exclusión del cónclave y, por tanto, considera que la comunicación de su pérdida de derechos fue insuficiente y que, en consecuencia, su derecho a votar sigue intacto.

Su presencia en las congregaciones generales, reuniones preparatorias para el cónclave, ha añadido leña al fuego, subrayando la tensión entre el cardenal desfavorecido y la administración vaticana. Mientras la Santa Sede ha mantenido un silencio estratégico sobre el asunto, la comunidad eclesiástica y los observadores del Vaticano se preguntan si Becciu logrará entrar en la Capilla Sixtina para el momento crucial de la votación, y qué precedente establecería su participación para el futuro de la Iglesia Católica.

Este episodio no solo pone de manifiesto las complejidades y los desafíos dentro de la estructura de poder de la Iglesia, sino que también arroja luz sobre la necesidad de transparencia y renovación en el manejo de sus asuntos internos. Con los ojos del mundo puestos en el Vaticano, el caso de Becciu podría ser el catalizador de cambios significativos en la legislación canónica y en la práctica eclesiástica, afectando no sólo el proceso de selección del líder espiritual de más de mil millones de católicos, sino también la percepción pública de la institución.

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