En una tensa noche en el plató de «GH Dúo 3», las chispas volaron, ilustrando el drama y las disputas inherentes a la convivencia bajo el microscopio de la fama. José María Almoguera se encontró en el centro de la controversia cuando Alexia Rivas cuestionó la autenticidad de su relación con María ‘la Jerezana’, así como su estrategia dentro del juego. Estas acusaciones no sentaron nada bien a Carmen Borrego, quien se mostró visiblemente molesta por los comentarios sobre la participación de su hijo.
Marta Peñate también intervino, criticando la jugosa suma que Almoguera supuestamente recibe, a pesar de mantener un perfil bajo en el concurso, indicando que, a diferencia de otros como Frigenti, quien «sudaba la camiseta desde el minuto uno», Almoguera apenas comenzaba a hacerse notar. Esta comparación entre la actitud competitiva de Frigenti y la supuesta pasividad de Almoguera incitó a Carmen Borrego a defender a su hijo, proclamando que cada concursante tiene su propia manera de competir.
El debate se intensificó cuando Rivas cuestionó la pasión en la relación entre Almoguera y ‘la Jerezana’, lo que provocó una fuerte reacción de Borrego. Acusando a Rivas de carecer de credibilidad y de perseguir constantemente a la misma persona sin importar el argumento, la discusión escaló a gritos. Borrego, en un tono que muchos interpretaron como amenazante, insinuó que tales ataques constantes a una persona podrían socavar la propia credibilidad de Rivas, advirtiéndole que «tuviera cuidado».
Este intercambio entre Borrego y Rivas no solo puso de manifiesto las dinámicas personales entre los concursantes y sus familias, sino que también generó un ferviente debate entre los seguidores del programa. Mientras algunos criticaban la postura percibida como dictatorial de Borrego, otros reflexionaban sobre si sus palabras contenían una advertencia conectada no solo con la estrategia del juego, sino con la percepción pública de la credibilidad periodística.
Lo que estas tensiones revelan es mucho más que la mera estrategia de juego o las tácticas de competencia dentro de un reality show; ponen en primer plano los intensos escrutinios y las presiones que enfrentan quienes viven bajo el reflector, así como el impacto que sus acciones y palabras pueden tener en sus vidas personales y profesionales fuera del plató. La noche en «GH Dúo 3» sirve como un agudo recordatorio de que, en la era de la televisión de realidad, lo personal es definitivamente político, y cada palabra puede ser una chispa que desate una tormenta mediática.