En Castilla-La Mancha ha crecido, según datos aportados por el INE, un 16,7% el número de mujeres víctimas de violencia machista. Unos datos que sitúan a la región por encima de la media nacional.
Izquierda Unida Castilla-La Mancha, en palabras de su responsable del área de Mujer, aprecia que “mientras no se sitúe la erradicación de la violencia hacia las medidas desarrolladas por las instituciones son insuficientes, no están funcionando, no están llegando, y no tiene incidencia en una sociedad las mujeres como prioridad política, ninguna de las campañas que se emprendan van a resultar creíbles” porque, asegura Isabel Álvarez, “las medidas desarrolladas por las instituciones son insuficientes, no están funcionando, no están llegando, y no tiene incidencia en una sociedad”. No en vano “se han disparado en un 70% las denuncias contra menores de edad por violencia machista”.
Esta realidad demuestra que “las iniciativas quedan en pura cosmética, sobre todo cuando nos encontramos de nuevo con la publicidad en redes de un ‘autobús del amor’ en Carranque, reeditando otra entrega de la caravana que pasó por allí en mayo de 2019”. Un municipio que, casualmente, esta semana ha solicitado incorporar a su policía local al sistema VIOGEN para garantizar el seguimiento y coordinación de la protección a las víctimas.
Por ello, la responsable regional de Mujer de Izquierda Unida evidencia que “parecer y ser no casan cuando con una mano se firma un protocolo para la protección de las mujeres en riesgo, y con la otra se es anfitrión de un evento casposo, retrógrado y machista”.
Izquierda Unida Castilla-La Mancha, ante la celebración del citado encuentro, vuelve a denunciar, como ya hizo en su momento, que no estamos en el Oeste, que Carranque no es California, y que no pertenece a una zona despoblada. Aunque, explica Isabel Álvarez, “si así fuera, las zonas despobladas, aun con grandes carencias, cuentan con vías de comunicación más o menos accesibles para desplazarse, por lo que no es necesario actuar de alcahuete o celestino para que se colmen ninguna necesidades amorosas (por llamarlas de alguna manera)”. Las mujeres, advierte la responsable de Mujer de la formación, “no son una mercancía que a modo de ganado se sube a un autobús para descargar en el cercado (bar en este caso que describimos) con cena de sangría y caldereta como bonus”.
Isabel Álvarez considera, en este sentido, que “sólo una red extensa, coordinada y con recursos -que parta de políticas de sensibilización, prevención y detección-, y trabajada desde los municipios, puede actuar como escudo de protección ante la violencia machista”, todo ello sin olvidar que “es imprescindible acabar con el mercadeo del cuerpo de las mujeres, entre los que se encuentran eventos que las utilizan como reclamo”. Lo uno sin lo otro, acredita, “queda en una apariencia que no concluye en resultados, y que anula el trabajo que tanto esfuerzo está costando a los colectivos, administraciones y ciudadanía”.