El capítulo 542 de La promesa, emitido el jueves 6 de marzo, nos introduce, devotamente, a una auténtica montaña rusa de emociones en personajes como Alonso, Martina o Jaboco; decisiones trascendentales; y novedades de altísima relevancia que hacen augurar un cambio radical en la historia que se cuenta. Esto se acompasa con el momento de tensionar al máximo las relaciones que existen entre los personajes, en la que las dudas, los sacrificios, las verdades ocultas empiezan a ir aflorando, lo que lleva al espectador a un término que lo tiene con más preguntas que respuestas.
Ni de lejos, el salón aristocrático o el entorno de la planta de servicio se dejó de lado a la hora de contar un drama implacable. Este artículo se dedicará a dar cuenta de tres ejes centrales que articulan el episodio: las dudas de Martina, los sacrificios de Catalina, los secretos que amenazan con salir a la luz.
Fuente: RTVE
Martina, uno de los personajes más apreciados por la audiencia, empieza a poner en tela de juicio las verdaderas intenciones de Jacobo. ¿Es su amor auténtico o más bien una táctica para hacerse con el control de La Promesa? Tal es la duda que recorre el pensamiento de Martina, que al irse aproximando su final, no sólo tiene consecuencias sobre su relación con Jacobo, sino que también evidencia las tensiones que entre las familias que pueblan el palacio.
Jacobo, que siempre se siente seguro de sí mismo, llega incluso a sugerir la idea de que la familia de Martina se traslade a su palacio como salida a la crisis económica que viven. La respuesta de Martina es un firme NO. “No vamos a ceder con facilidad”, dice Martina, dejando claro que no considera a su familia capaz de perder su propia esencia y su hogar por la mera comodidad o conveniencia. Con ello, la intervención de Martina no sólo asume la expresión de su dureza, sino que plantea una difícil cuestión: a qué punto Jacobo está dispuesto a llegar en el respeto por los límites de Martina y su familia.
A su vez, la relación entre Martina y Jacobo se ve aún más complicada por las acciones de otros personajes. Curro, rápido y directo, confronta a Cruz exponiéndole la verdad acerca del matrimonio arreglado que se han propuesto para él. “No voy a permitir que decidan mi futuro”, expresa Curro, retando así a su madre y exponiendo la manera en que se urden las maquinaciones que dan vida a La Promesa. Cruz niega, pero la tensión entre madre e hijo es visible, y Martina no puede evitar preguntarse si Jacobo también está jugando a su manera en este tablero de poder.