El Almagro FSF ha terminado el año con una agenda apretada de compromisos, algunos de ellos particularmente desafiantes. La acumulación de encuentros importantes ha sido una constante para el equipo, que ha mantenido su enfoque sin desviarse de su objetivo marcado, a pesar de las dificultades que han supuesto estos enfrentamientos. En medio de esta maratoniana serie de partidos, el equipo participó en la caótica final del Trofeo JCMM, manteniéndose fiel a su planificación y con la mira puesta en alcanzar sus objetivos en mayo. Sin embargo, la derrota en Chiloeches, decidida por penaltis, fue un duro golpe, aunque no logró mermar el espíritu competitivo del equipo, que ha demostrado su capacidad de responder ante los retos más difíciles.
El episodio con Burela FS en la Copa fue otro momento destacado para el Almagro FSF, enfrentándose a uno de los equipos más destacados a nivel mundial con la intención de disfrutar la experiencia y competir al máximo, a pesar de ser conscientes de las dificultades para ganar. Esta semana intensa se ha vivido con emociones a flor de piel, especialmente tras haber eliminado a un rival de Primera como Guadalcacín. Más allá de los números y los resultados finales, lo que realmente importa para el equipo es el proceso de crecimiento, el esfuerzo diario y la competencia contra los mejores, elementos que van moldeando un proyecto en constante evolución con aspiraciones mayores.
Con el fin de año, el Almagro FSF afronta su último desafío liguero contra Camoens, un equipo que, aunque parece más accesible por su complicada situación en la tabla, obliga al Almagro a no confiarse. El objetivo es claro: sumar tres puntos más y cerrar el año con los deberes bien encaminados. Esta última jornada antes del parón navideño es una oportunidad para que el entrenador Jaime García dé minutos a jugadoras menos habituales, pero siempre con la premisa de conseguir una victoria que permita al equipo seguir con su positiva dinámica y continuar trabajando en la construcción de un proyecto sólido y ambicioso.