En una tensa entrevista emitida el viernes, 23 de agosto, en el programa matinal «Vamos a ver» de Telecinco, la madre y abuela de los presuntos agresores de una mujer en Andújar, Jaén, defendió vehementemente a sus familiares. La víctima, quien recientemente fue dada de alta del hospital, habría sido atacada, según reportes, con un hacha por su exmarido y sus dos hijos después de ser encontrada en una relación con su excuñado.
El conflictivo episodio sucede en el contexto de múltiples denuncias previas por malos tratos interpuestas por la mujer contra su exmarido y su hijo mayor, con un juicio aún pendiente. Dolores, al hablar sobre los acusados, argumentó que las peleas siempre fueron provocadas por la mujer y afirmó, «Mi hijo es más bueno que el pan y todas las peleas que han tenido han sido culpa de ella. Mis nietos no la quieren ni ver».
El presentador del programa durante las vacaciones de Joaquín Prat, Alfonso Egea, no tardó en recalcar la gravedad de la situación, destacando que independientemente de las afirmaciones de Dolores, fueron sus familiares quienes cometieron la presunta agresión. El tono de la entrevista escaló cuando Egea confrontó a Dolores con las acciones de sus familiares, a lo que ella respondió minimizando el incidente y sugiriendo que la víctima no podría salir a la calle por vergüenza, mientras que Egea contrarrestaba que la vergüenza debería recaer en los agresores.
La conversación se intensificó con el análisis del colaborador Juan Manuel Medina, quien comparó la mentalidad mostrada en la entrevista con actitudes propias de la década de 1940. Además, se criticó a Dolores por perpetuar actitudes que sostienen la violencia de género, como la dependencia económica y emocional, y la justificación de la violencia hacia una mujer por ser infiel.
Al finalizar, Alfonso Egea dirigió un potente mensaje a la audiencia, resaltando la gravedad de justificar la violencia de género y el peligro de albergar mentalidades retrógradas que aún perviven en la sociedad, concluyendo con una reflexión sobre el inaceptable argumento de que «se lo merecía» usado por la entrevistada. Este evento evidencia no solo las profundas divisiones en las percepciones sobre la violencia de género, sino también el papel de los medios en destacar y criticar dichas actitudes.