Alexis Díaz-Pimienta (La Habana, 1966) es el poeta del repentismo (de la improvisación). Cómo repentista ha llegado a sus más altas cotas habiendo participado en los discos y conciertos de Zenet, Joaquín Sabina, Jorge Drexler, Javier Ruibal, el Kanka o Rozalén, siendo profesor de improvisación en décimas de muchos de ellos. Como poeta, acaba de ganar el Premio Casa de las Américas en Literatura Infantil y Juvenil con su obra ‘Piel de noche’, por citar sólo el último de sus cuarenta libros publicados que lo convierten en uno de los escritores cubanos más laureados de su generación. En su faceta como repentista, improvisa en décimas, un tipo de estrofa barroca y complicada que se escondió en la cultura oral de los pueblos latinoamericanos cuando fue expulsada de los salones cultos.
El pasado abril impartió un curso en Madrid en el que participaron cincuenta de los cantautores más conocidos que demuestran el renacimiento de la poesía rimada a ambos lados del Atlántico en un viaje que nos une a través del verso. Hablamos con él con motivo del curso dedicado a la improvisación en décimas que celebrará el próximo mes de septiembre en Cuenca (España), un taller intensivo especialmente destinado a los actores y artistas de la palabra que usan el verso como medio de expresión. Improvisación y recitado en verso que se convierten en un manjar en las manos de este gigante del repentismo en lengua castellana.
¿Qué es la décima?
La décima es todo un universo maravilloso y variopinto. Es una estrofa clásica, compleja y barroca, yo creo que la más difícil de todas. Sin embargo, se convirtió en la estrofa principal y preferida de los cantores populares de América. Nace en cuna culta y florece con Calderón y Lope, pero fue cayendo en desgracia por la llegada del italianizante arte mayor.
Llegó a América Latina a través del teatro y allí se refugió en los campesinos, en los marineros, en la gente popular que sigue conservando la poesía octosilábica también en villancicos, cuartetas, coplas y romances como forma de expresión mucho más diáfana. La décima se convertirá en una estrofa muy popular en países como Cuba, Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela, Colombia o Ecuador, llegando hasta Brasil.
¿En Cuba sólo se improvisa en décimas?
Aunque en otros países se improvisan décimas, quintillas, cuartetas y otra estrofas distintas, en Cuba la improvisación es monoestrófica. Sólo se improvisa en décimas en una tradición de siglos. Hay una zona de misterio de por qué la décima, pero lo que sí es indiscutible es que se ha convertido en la bandera popular estrófica de casi todo el continente americano.
¿Cómo se aprende a improvisar décimas?
Se aprende el molde para improvisar. Mi padre era repentista y yo aprendí a improvisar con cinco años, antes de leer y escribir. Yo siempre digo que la improvisación es un lenguaje dentro del lenguaje, es una forma de hablar, aprendes como si aprendieras en otro idioma, aprendes a octosilabizar y a ordenar el pensamiento en cápsulas hexadecasilábicas de dos versos. He creado una metodología que se imparte en escuelas en Cuba y en América Latina, porque se puede aprender a improvisar. Tengo muchos alumnos de todas las edades en Cuba o en México que han aprendido a improvisar en décimas.
¿Qué aporta la improvisación en décimas?
Aporta muchísimo, aporta ritmo, creatividad lingüística, desarrollo de la memoria, desarrollo del vocabulario, trabajo en la búsqueda y selección de las palabras en un momento determinado concreto y rápido. Son ganancias lingüísticas, comunicativas, expresivas y creativas porque forzamos la maquinaria mnemotécnica en ejes del lenguaje que no se trabajan o se han atrofiado. Por eso hay tanta gente que tiene miedo escénico, que no sabe hablar en público o a la que le cuesta escribir. Con la improvisación todo eso se recupera, se engrasa y se revitaliza y los resultados son hermosísimos.
¿Debe ser difícil improvisar en octosílabos?
Tienes que estar continuamente sopesando el lenguaje. Tienes ochenta sílabas para decir lo que tienes que decir, no tiene ni una sílaba más, ni una sílaba menos. Sólo ochenta sílabas en un orden específico, y estructuradas en bloques dieciséis sílabas. Es todo muy matemático y exige unos niveles de concentración lingüística.
¿Ha sido derrotada la rima por el verso libre y la oralidad por la escritura?
La rima tiene un componente mnemotécnico, ornamental y artificioso que perdió el beneplácito de la poesía culta durante los dos últimos siglos. Ahora estamos asistiendo a un renacimiento de la poesía rimada. Hay un movimiento amplio en América Latina que ahora está llegando a España. A esto ha contribuido mucho la canción, pero también la improvisación y el rap, que a pesar de todas las diferencias que hay nivel estilístico, ha potenciado el gusto por la rima entre los jóvenes. Nunca como ahora la rima ha tenido en los últimos cincuenta años mejor salud ni más fuerza.
¿Qué tipo de formación se imparten en tus cursos?
En el caso del próximo en Cuenca, mi curso intensivo será específicamente sobre improvisación sobre décimas. Mezclaremos la décima como estrofa y la improvisación como manifestación artística. Para un actor son dos manjares, la capacidad de improvisación, de búsqueda, de hallazgo y selección de vocabulario es una herramienta imprescindible. Normalmente, el teatro en verso, es una de las asignaturas pendientes que tienen muchos grandes actores y se convierte una de las dificultades más entrañables y más grandes a las que se enfrentan. Es maravilloso poder hacer teatro en verso con naturalidad.
También asistimos a un renacimiento del teatro en verso.
Absolutamente, pero veo como teórico, espectador y poeta que una de las cosas de las que adolece es del dominio prosódico por parte de los actores. Esas reglas no escritas, esas leyes que están en el ADN de los poetas y que muchas veces el actor destroza el verso por no conocer los ritmos interiores del verso. El octosílabo es fundamental. Aprender a crear décimas e improvisarlas dota a los actores de unos mecanismos engrasados en la prosodia del octosílabo. La improvisación te crea un molde que cuando te falla la memoria te crea un mecanismo de defensa.
Llevas muchos años colaborando con grandes músicos y artistas. ¿Por qué todos hablan bien de Alexis Díaz-Pimienta?
Hablan bien de la poesía y de la improvisación. Llevo muchos años colaborando con grandes músicos y artistas de la palabra como Zenet, Joaquín Sabina, Jorge Drexler, Javier Ruibal, el Kanka o Rozalén. Ahora mismo son los protagonistas de una verdadera revolución dentro de la poesía oral española. He tenido la suerte de colaborar con ellos en sus discos y en sus conciertos, han sido alumnos míos de los cursos de improvisación y ahora podemos decir ya que hay un enorme grupo de cantautores que están escribiendo en décimas y aprendiendo a improvisar en décimas.
En el último curso que dí en Madrid tuve la suerte de contar con cincuenta y dos cantautores de lo más granado de la música española. Más que a Alexis buscan un referente de este arte que mezcla un componente literario, musical, teatral y el propiamente improvisatorio, que es el más inasible y misterioso. La suma de estos cuatro elementos hace que sea una manifestación artística muy completa para los repentistas, para los músicos, para los actores, para los letristas, para los compositores, para los raperos, es un manjar creativo. La improvisación es el heptatlón de las artes porque tienes que tener componentes teatrales, musicales, literarios, comunicacionales y conversacionales.
Alexis Díaz-Pimienta impartirá un curso de improvisación en décimas dentro las III Jornadas Nacionales de Formación Escénica ‘Cuenca a Escena’ que se celebrarán en Cuenca (España) entre el 4 y el 7 de septiembre.