Álex Márquez conquista Montmeló y retrasa la coronación de su hermano Marc

Un domingo de sol, motores y un apellido escrito a dos manos en el Circuit de Catalunya

El Gran Premio de Catalunya 2025 quedará grabado como un capítulo fraternal en el libro de MotoGP. Álex Márquez cruzó primero la meta de Montmeló, firmando su segunda victoria en la categoría reina, y lo hizo por delante de su hermano Marc Márquez, que se vio obligado a aplazar el match ball del título mundial. Entre ambos, más que rivalidad, se respiró complicidad: dos hermanos peleando en el mismo asfalto, bajo el mismo apellido, pero con destinos distintos.

La afición catalana vivió una jornada redonda, teñida de banderas y rugidos de motores, con la tribuna vibrando como si cada curva fuera un gol en el último minuto. El resultado fue, además de emocionante, simbólico: el hermano menor coronado en casa, y el mayor manteniendo intacta la corona que le espera.

Bastianini completa el podio y Acosta roza la gloria

Detrás de los Márquez, Enea Bastianini encontró premio a su constancia con un tercer puesto peleado hasta el final. Más atrás, el joven Pedro Acosta quedó cuarto, confirmando que su presente ya es demasiado sólido como para hablar de promesa. Fabio Quartararo, irregular en las últimas citas, cerró el top 5 con un sabor agridulce: cerca, pero sin chispa suficiente para inquietar al podio.

El duelo en cabeza, sin embargo, lo coparon los hermanos de Cervera. Álex, con trazadas firmes y un ritmo impecable, defendió cada metro de ventaja. Marc, más conservador de lo habitual, entendió que hoy no era su batalla, que su Mundial podía esperar y que había algo más grande en juego: la victoria de su hermano.

Una carrera con aroma a celebración catalana

El Circuit de Barcelona-Catalunya fue testigo de un podio que parecía diseñado para levantar al público de sus asientos. La ovación a Álex fue ensordecedora: el pequeño Márquez logró brillar con luz propia en el escenario donde tantas veces su hermano mayor lo había eclipsado. Y Marc, lejos de mostrar frustración, abrazó la derrota como un triunfo compartido.

En los boxes de Ducati se respiraba alivio y orgullo. La marca italiana sigue dominando el campeonato con autoridad, aunque el orden jerárquico interno a veces dé giros inesperados como este. El título sigue en manos de Marc, pero la victoria de Álex añade poesía al guion de una temporada que ya es legendaria.

En Montmeló ganó un piloto, pero celebró una familia. Y, de paso, MotoGP nos recordó por qué este deporte es mucho más que velocidad: porque a veces lo que se juega no es un Mundial, sino un apellido.

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